Supongo que muchos de los españoles de a pie nos estaremos preguntando qué podemos hacer ante una situación de crisis económica cada vez más real o cercana, cuando muchos de los términos incluidos en las explicaciones son difíciles de entender incluso para personas de cierta cultura económica financiera. Probablemente un muy elevado porcentaje de la población no sabe quiénes son esos “Hermanos Leman” que han quebrado al otro lado del Atlántico y no digamos si pedimos que expliquen en qué consiste un credit default swap.
Así que, en términos económicos o comerciales tal vez sea bueno utilizar algún ejemplo sencillo para orientarnos. Me acuerdo del “sillero de Aielo”, de cuando yo trabajaba en una sucursal del Banco de Bilbao en Xátiva, en Valencia. Aielo de Malferit es un pueblo que me tocaba visitar en mi ruta comercial de cada semana en busca de nuevos clientes, y aquel hombre, que…
Ayer leí unas declaraciones en Expansión sobre el “Banco Malo” y el riesgo de que se convierta en un mero “parking de activos”: “…aboga porque se aplique mucho descuento antes de traspasar los activos de las entidades al banco malo…. Pero también avisa que el precio elegido no puede ser demasiado bajo, ya que podría tener repercusiones negativas para los balances de las entidades que no acudan a la ayuda europea y para los promotores…”. ¿La cuadratura del círculo?
¿De dónde partimos?
• El Fondo de Garantía de Depósitos de Entidades de Crédito -FGDEC- tenía al 31-12-2011, un patrimonio neto negativo de € -2.025 millones. Ello tras el saneamiento del Banco CAM (€ 6.383 millones) y el deterioro de su participación en el FROB (otros € 2.174 millones). El FGDEC ha realizado una derrama entre las entidades que lo componen, tras la cual se quedará prácticamente “a cero” en cuanto a su función. Y sigue respondiendo del esquema de protección de activos de la venta de Caja Castilla La Mancha.
• El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria -FROB-, tenía a la misma fecha, un patrimonio neto también negativo de € -1.861 millones. Ello tras quebrantos de € 11.051 millones, sólo una parte que se ha materializado de entre los diversos saneamientos realizados a lo largo de 2010 y 2011 (Catalunya Banc-Caixa Catalunya, Unnim, Caja España, Banco Nova Galicia, Banco Mare Nostrum, Banca Cívica, Banco CAM, a los que se suma en 2012 BFA-Bankia y Banco de Valencia y los esquemas de protección de activos –EPA- en la venta Cajasur, de CAM y de Unnim. El FROB tiene deuda viva emitida por € 11.945 millones.
Con honrosas y escasas excepciones, nuestras cajas de ahorro, su sistema, ha colapsado. La supervisión laxa o torcida políticamente, la impericia y/o deshonestidad de no pocos gestores Lee el resto de esta entrada »
Buena parte del sector inmobiliario español, muchos profesionales que están sufriendo la crisis, tienen –tenemos- curiosidad sobre cómo va a funcionar esto del “Banco Malo”. No ya sólo por lo que nos va a costar como contribuyentes, sino por si abre algunas oportunidades de trabajo en la enorme “empresa” inmobiliaria que se pretende crear. Se habla de cifras, pero poco de cómo va a funcionar. Parece que ni siquiera se han dado muchos detalles a Bruselas, o a Berlín, o a Frankfurt, al que mande, vamos. Y claro, por ahí arriba se lo están pensando.
Mientras piensan, he intentado ilustrarme sobre posible modelos a seguir. Por talla y porque más o menos funcionó, he ido a mirar la experiencia de la “Resolution Trust Corporation”, la RTC de Estados Unidos.
La RTC fue constituida por ley de 6 de agosto de 1989. Estados Unidos atravesaba la mayor crisis bancaria desde la Gran Depresión, sobre todo de pequeñas o medianas sociedades de “Savings & Loans”, o “Thrifts”, en algo semejantes a nuestras cajas de ahorros, de las que 747, de 3.234 que había en 1986, quebraron en esa época.
RTC empezó vendiendo inmuebles y préstamos directamente, carteras de ellos e incluso entidades completas, pero lo que parece que mejor funcionó fueron las “equity partnerships”, fondos creados para carteras de inmuebles en los que inversores privados participaban junto a la RTC. Fueron capaces de conseguir, en aproximadamente 5 años, terminar con la casi totalidad del problema.
Las “equity partneships” permitieron salvar el problema de las bajas valoraciones iniciales de las carteras de inmuebles, retribuyendo a la RTC con una parte del beneficio de la venta.
RTC utilizó varios tipos:
• MIFs o “Multiple Investor Funds”. RTC ofrecía a un inversor privado formar una alianza con capital de ambas partes. La selección del inversor se basaba no sólo en el precio, sino en otros aspectos, como su reputación o la calidad de gestión que se entendía ese inversor podía ofrecer. Juntos determinaban una cartera de entre el total que RTC controlaba, se valoraba esa cartera, utilizando el criterio del “Derived Investment Value” –DIV-, desarrollado por RTC, y según ese valor el inversor aportaba una parte del capital, completando junto a RTC los recursos propios del fondo. RTC aportaba financiación y al final del proceso de liquidación, RTC y el socio privado del MIF se repartían el beneficio, o pérdida. El «inversor-gestor”, por tanto, arriesgaba su capital en función de una valoración determinada. Esa valoración, Lee el resto de esta entrada »
A mediados de los noventa aterrizó por mi despacho en Ernst & Young el representante de un fondo de los llamados “oportunistas”. También conocidos coloquialmente como “fondos buitre”… Un banco de negocios, por encargo de una importante entidad bancaria, les había presentado un dossier sobre una cartera de préstamos en mora –“non performing loans o NFL-, y querían que les hiciéramos una valoración, para saber qué oferta realizar. La cartera había sido constituida agrupando préstamos de unos 200 deudores, cada uno con deudas hacia la entidad por encima de 250 millones de pesetas. Total, 53.000 millones de pesetas en libros. O sea unos 320 millones de euros. Hoy, por la inflación desbocada de los riesgos inmobiliarios de la última década, calderilla, pero en aquel entonces “un montón de pasta”.
Naturalmente, como empresa de servicios profesionales, nos encantó la propuesta. Así que negociamos los honorarios y armamos un equipo de unas 20 personas, la mayoría abogados de nuestro departamento legal, a los que me tocó coordinar durante el mes o así que duró el trabajo. De partida nos encontramos con que efectivamente habían unos 200 deudores, pero cada uno tenía de promedio dos o tres reclamaciones: pólizas vencidas, créditos con garantía hipotecaria ejecutados, juicios declarativos en marcha, garantías personales, embargos, empresas en suspensión de pagos, quiebras, había allí de todo, en diferentes etapas procesales, en toda España. Y detrás de ese amasijo, los bienes de los deudores, atados con garantías reales o sin ellas.
De aquel trabajo aprendí algunas cosas. Más allá de la valoración de los activos inmobiliarios, u otros, que garantizaban las deudas, la mayor fuente de incertidumbre para el inversor era el tiempo para llevar a término todos los procedimientos, para poder hacer líquidos esos activos, es decir obtener su propiedad, su posesión, y poder venderlos o alquilarlos. También nos dimos cuenta, post-mortem, de la laxitud en el estudio de los riesgos con la que se habían concedido muchas operaciones.
Total, que después de algunas peleas con el inversor, que nos presionaba para valorar a la baja, cerramos nuestro informe con una cifra del entorno del 30% del valor en libros, unos 17.000 millones, si mal no recuerdo.
El inversor decidió realizar una oferta de más o menos la mitad de esa cifra, unos 9.000 millones. Lee el resto de esta entrada »
Pasé el invierno de 1960 en Manzanares, en La Mancha. Tenía trece años y no me enteraba aún de muchas cosas. Pero aprendí algo sobre los incendios. Una tarde-noche que un amigo y yo paseábamos por el pueblo con poco que hacer –casi nunca teníamos algo que hacer- nos encontramos de repente con una aventura: ¡nos pedían ayuda para ir a apagar un fuego! Efectivamente, corrimos hacia la estación y nos encontramos con un caserón en llamas, próximo a las vías del tren. Habían formado una cadena humana con cubos para hacer llegar al fuego el agua que extraían de una enorme locomotora de vapor –bueno, a mí me pareció enorme- y nos pusieron de eslabones. Pero al rato nos echaron, o nos fuimos, no me acuerdo, porque no había mucho que se pudiera hacer. En Manzanares, por lo visto, no había retén de bomberos. Pasó mucho rato hasta que llegó un camión de bomberos, de Valdepeñas o de Alcázar de San Juan, no sé. Pero sí sé que para cuando llegó, la casa había ardido.
No teníamos hidroaviones en Canarias… Hoy leo que tardan unas veinte horas en volar desde la Península. Súmenle que hidroaviones y helicópteros sólo pueden trabajar de día. Por ello, los hidroaviones que se enviaron por el MAGRAMA el 5 de agosto tardaron 45 horas en empezar a operar en La Gomera. ¿Cuánto se puede desmadrar un fuego forestal en un día y medio o dos días? Pues todo, se puede desmadrar todo.
Después de catorce días, nos queda ahora lo del “fuego subterráneo”, las casas quemadas, el inmenso daño ecológico a flora y fauna y cómo preparar un plan de recuperación. Y varias cuestiones a resolver:
1) ¿Ha habido imprevisión o mala gestión? Lees lo del Operativo Brifor del Cabildo de Tenerife y piensas, «esta gente lo quiere hacer bien». Pero… si el MAGRAMA dice que no actuó, aunque sabía de la existencia del incendio, porque “primero lo tenía que pedir el gobierno autónomo”, algo falla. O en Canarias, o en Madrid, o en el sistema.
2) Canarias, dada su distancia a la Península, necesita algún aparato grande en “stand by”, que le permita atacar los incendios en su fase temprana de forma contundente. Las posibilidades parecen ser:
• Un VLAT, un “very large air tanker”, del tipo del 747 Evergreen Supertanker o DC10. Caro –pero menos que lo que nos habrá costado esto- dicen que no apto para terreno escarpado, pero puede funcionar de noche. Para un aparato de esa velocidad el “stand by” podría ser para uso nacional.
• Algún helicóptero pesado del tipo Erickson Aircrane. Estos aparatos cargan más del doble que los Kamov en uso en España, de los que uno ha trabajado en Canarias. Los Aircranes son la respuesta principal en Australia, escaldada después del desastre de Victoria en 2009.
3) ¿Debería o no considerarse más el uso de aparatos basados en tierra que lancen agua mezclada con retardantes (que incluyen fertilizante y goma guar como espesante y por tanto reducen la evaporación de las descargas), en lugar de simplemente agua? Rand Corporation ha recomendado en su reciente estudio que la flota del US Forestry Service –USFS- sea una mezcla de hidroaviones “scooper” –del tipo que utilizamos en España-, con 2 a 6 VLAT’s y el mismo número de helicópteros pesados tipo Aircrane. El debate en Estados Unidos está en su punto álgido, después del grave incendio de Colorado de hace un par de meses y de que la Fuerza Aérea no permita volar a sus ancianos C130’s por problemas de seguridad. El jefe del USFS rechaza la conclusión de Rand de apoyarse en “scoopers” y aboga por más aparatos basados en tierra porque, dice, el uso de líquido con retardante es preferible al agua. ¿Existe este debate en España?
4) ¿Cómo llevamos la coordinación? ¿Se entiende el MAGRAMA con las comunidades de forma constructiva? ¿Existe algún cuerpo profesional de coordinación o lo hace todo el MAGRAMA? ¿Hablan las comunidades unas con otras? ¿Quién coordina la legislación ambiental y rural con la energética en cosas como la promoción de la biomasa en producción de energía y la limpieza de los bosques? El INIA – Instituto Nacional de Tecnología Agraria y Alimentaria- del Ministerio de Economía, nos representa en FireSmart. ¿Se coordina con el MAGRAMA? ¿Qué opina ASEMFO, la Asociación Nacional de Empresas Forestales? Un buen ejemplo de cómo se pueden hacer bien las cosas es el National Aerial Firefighting Centre de Australia, al que pertenecen los distintos estados y que coordina el uso de los medios aéreos e informa sobre todo ello, incluyendo la parte financiera, de la que en España nos olvidamos sistemáticamente. Por cierto, si vamos a hacer cosas en este tema, no pongan al frente a un político, por favor, pongan a un bombero… Vale.
En suma, deberíamos aprovechar este ígneo verano para estudiar qué podemos mejorar, en prevención, en punición, en extinción y tal vez, y sobre todo, en coordinación. Juntemos todo lo que sabemos, que por suerte y por desgracia es mucho, y a ver si arreglamos algo este tema. Los lagartos gomeros, y los palmeros, nos lo agradecerán. Y los demás también.
Hace unos días hablaba con una de mis hermanas, que vive en Port Bou. Desde su terraza frente al mar puede ver el puesto fronterizo, de lo que antes era frontera con Francia, en una carretera que asciende bordeando la costa. Me contaba turbada cómo un incendio forestal había atrapado a una cantidad de personas en sus coches, incapaces de avanzar o retroceder. Envueltos en humo y asustados por la ferocidad del fuego avivado por la tramontana, los veía intentando descender la escarpada ladera hacia el mar. Quiso el infortunio que madre e hija de una familia muriesen al caer sobre las rocas. Una más de las tragedias que el fuego en el monte nos ha traído en este caluroso verano. Pilotos, bomberos, soldados, luchan por dominar fuegos que surgen aquí y allá sin que parezca que seamos capaces más que de pedirles coraje a los que están en primera línea. Algunos se dejan la vida en ello.
¿Y cuál es la pérdida económica? ¿Y cómo medimos el perjuicio medioambiental?
Arde Garajonay, ardió la Caldera de Taburiente, sigue ardiendo mi isla de La Palma. Mientras nos abanicamos, arde Canarias, arde Galicia, arde Castilla, Baleares, se nos quema España.
He mirado la web del MAGRAMA, Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Acaban de incorporar una sección, “nueva”: estadística de incendios forestales. La tabla, MUY BÁSICA, que cubre 11 años, 2002-2012, confirma la gravedad. Aunque el número de siniestros entre el 1 de enero y el 5 de agosto se mantiene relativamente estable, la superficie forestal quemada este año es de 132.300 Ha., frente a 66.887 Ha. de media. El peor año de la serie. Y con 22 incendios de más 500 Ha., todos los equipos disponibles están más que ocupados.
¿Qué más hacer?, con mis disculpas a los expertos:
1) Más mantenimiento preventivo, con sus medios. El MAGRAMA dice tener 28 Brigadas de Prevención y habla de convenios con las comunidades autónomas, pero no dice bien “quién hace qué”. Generalitat Valenciana: el “Plan de Prevención de Incendios Forestales” que muestran, es para 2008… Medios, presupuestos, los folletos que repartieron, todo. Penoso. La prevención está delegada a la empresa pública VAERSA, que ha preparado planes para zonas concretas. Elijo el Parque Natural del Carrascal de la Font Roja, que le tengo cariño. El plan es genérico y carece de fechas pero por las referencias históricas de incendios que utiliza, de 1994-2003, cabe adivinar su poca actualización. En suma, no dudo que el MAGRAMA hable con VAERSA, pero sí dudo que la prevención se esté realizando con criterios uniformes y sospecho que algunas comunidades van a remolque. Leo que Castilla La Mancha acaba de abonar lo que debía de los planes de prevención de 2009 y 2010, y así.
2) Más coordinación y tecnología. MAGRAMA, comunidades autónomas, diputaciones, ayuntamientos, empresas públicas (Tragsa, Vaersa y otras), empresas privadas (sobre todo Inaer), la Unidad Militar de Emergencias (UME), cada uno con bases operativas distintas, informática y sistemas de comunicación seguro que diversos, medios y criterios dispares, leyes varias, planes reinventando la rueda, no inducen al optimismo.
Y el caso es que cuando te tropiezas con algo como el “Proyecto Prometeo” te entra algo de esperanza. Con Hispasat, el INTA, Indra, Tecnalia, más de media docena de universidades, el Centro de Supercomputación de Castilla y León, el ISDEFE, Telvent-Schneider y liderado por Inaer, principal empresa de medios aéreos para incendios forestales en España, el conjunto de ciencia y experiencia hacen pensar que es algo serio. Pero por ahora no lo cuentan. ¿Funciona esto? Sólo tres comunidades parecen estar en ello. El Magrama ha asistido a un «workshop» inicial, pero ni se sabe si está, ni habla, de este proyecto. Misterio.
3) Más medios de extinción. El Magrama cuenta con diez Brigadas BRIF repartidas por el territorio. Cada brigada consta de 3 equipos, que permitan los relevos, de 17 personas, 2 helicópteros y 5 personas de apoyo. O sea 55 personas. Total 550 personas en las diez brigadas. Algo más de una persona por cada 100.000 Ha. de territorio nacional, en un país con más de cinco millones de parados… Las comunidades autónomas tienen cada una medios, pero es muy difícil evaluar el total contando con los solapamientos, desactualizaciones y explicaciones vagas. La Unidad Militar de Emergencias explica bien lo que hace y parece estar bien organizada pero informa de sus medios a modo de catálogo, sin expresar cantidades. ¿Se justifica que el 92% de las actuaciones de la UME en 2011, 46, sean incendios forestales? El problema se ha de producir cuando coinciden, como es el caso, varios incendios simultáneos.
Finalmente, y hablando de Inaer, la antigua Helicsa, rociadora de tomateras en Alicante en su origen, es el mayor contratista privado de actuaciones aéreas en España, incluyendo entre ellas los incendios forestales. Parece que hasta el 70% de los aviones y helicópteros que se mueven son suyos. Aparte de helicópteros diversos, el “backbone” de su flota de aviones de extinción de incendios son los Canadair CL-215 «Scooper», relativamente vetustos aunque eficientes y los Air Tractor AT-802, pequeños. El Ejército del Aire utiliza el 215-T y el más moderno Bombardier CL-415 o «Super Scooper», sucesor del «Scooper». Nada que objetar. Pero cuando uno ve el video, publicitario y todo, del Evergreen Supertanker, no puede evitar pensar porque no tenemos un par o tres de ellos aparcados permanentemente por aquí. En el aeropuerto de Ciudad Real, por ejemplo. O a La Palma me pueden llevar uno.
Y si es por el dinero… vendemos un par o tres de Eurofighters y asunto resuelto.
Porque todo esto es lo que de verdad nos tiene que preocupar de que arda España. No los sindicatos, Gordillos y otros personajillos con vocación incendiaria.
Volando entre Ciudad de Panamá y Lima leo en la revista colombiana “Semana”, bastante recomendable por cierto, una entrevista con Samuel Azout. Me llama la atención cómo un economista responsable de una cadena de supermercados ha mutado a gestor de la llamada Agencia Presidencial para la Superación de la Pobreza Extrema. El artículo va sobre Colombia y los seis o siete millones de personas que dice Azout que esa agencia se está ocupando de censar, identificando y estudiando las causas de su miseria. Primer paso para intentar encontrar soluciones.
Por favorable coincidencia me reúno el lunes siguiente en Lima con Guido Valdivia, anterior viceministro de vivienda del Perú y director del Instituto Ciudades del Siglo XXI. Aunque nuestra reunión va de oficinas -el señor Valdivia ha aceptado amablemente ser miembro del Comité Asesor de World Office Forum en Perú-, arrancamos hablando de la vivienda en América Latina y las carencias de la población pobre en muchos de estos países. Charlamos un buen rato, en el que Guido me ilustra, con la autoridad de su experiencia, en las cosas que se están intentando hacer en unos países u otros. Me cuenta sobre la eficacia de la iniciativa “Piso Firme” del gobierno mexicano, o la de “Un Techo para mi País”, del gobierno de Chile, ya replicada en varios países. O sobre el problema del acceso al agua potable doméstica. Es un hecho que países como Colombia, Venezuela, Perú, Brasil o México, tan prometedores en crecimiento y en recursos, siguen arrastrando tasas de pobreza y hacinamiento urbano en barrios marginales que ensombrecen otros logros.
Me he mirado el índice MPI –Multidimensional Poverty Index-, creado por la Oxford Poverty & Human Development Initiative, de la Universidad de Oxford, uno de los varios que existen para medir y comparar la pobreza entre países. De sus diez parámetros –años de escolarización, niños escolarizados, mortalidad infantil, nutrición, electricidad, saneamiento, agua potable, suelo, combustible de hogar y bienes-, abunda la población que tiene carencias en muchos de ellos. Y no es que los gobiernos nacionales no le echen ciertas ganas a la cosa, pero la tarea es ingente. Hace un par de meses en Bogotá, me contaban cómo buena parte del millón de viviendas sociales que el gobierno del presidente Santos quiere regalar a la población pobre de su país, se las está “comiendo” el puro crecimiento demográfico. La ancha base de su pirámide de población delata que el crecimiento va a seguir con fuerza, al menos otros veinte años. Y si ya hoy, según el citado índice MPI, América Latina tiene más de cincuenta millones de personas en situación de pobreza extrema, habrá que ver cómo se para el torrente.
Cruzo de vuelta el Atlántico durmiendo en el 330 de Iberia. Cambio brusco de los 18ºC de Lima a los 38ºC de Madrid. Cambio brusco en la dinámica social. Frente a las poblaciones de Venezuela, Colombia y Perú, que acabo de visitar, llenas de problemas y enfrentándose a ellos como pueden, y hasta dicen que felices, en cuanto abro un periódico español me doy cuenta de que aquí “la vida sigue igual”. Prima de riesgo por las nubes, lloroso moroso gobierno catalán, mineros que piden más dinero, rescate, o no, arde el monte, las mismas corruptelas de mangantes varios que ya sabíamos y algunas nuevas. Nuestra fibra moral está tocada. No sé si a los corruptos conseguiremos eliminarlos, me preocupa su contagio micótico, no sé. Pero me preocupa más que los españoles no levantemos la vista y miremos al horizonte y pasemos a la acción. En lugar de quejarnos tanto y mirarnos el ombligo.
Para empezar. Hoy leo que este otoño van a engrosar el paro 40.000 profesores interinos, que el PSOE los ha contado. ¡Pues hale!: “macro convenio educativo entre España y América Latina para crear 10.000 escuelas rurales”, ¡YA!. Allí sobra trabajo. A los profesores les va a enseñar un montón pasarse unos meses en Paraguay, o Guatemala, Honduras o Bolivia. Y a los chavales no digamos. No creo que hagan falta más allá de 1.000 millones de dólares al año, algo menos de lo que pagamos por intereses de nuestra deuda en un día. Si todavía trabajase en una caja de ahorros yo ponía los primeros 200 millones de mi bolsillo… Y además tenemos para llenar los aviones de Iberia, que falta le hace.
Pese a las tropelías coloniales, cuanto más viajo por América Latina, más cuenta me doy de que en el fondo nos queremos con sus gentes. Tenemos una profunda raíz cultural común, más allá del idioma. Empecemos a cooperar más en serio. Porque ni a nosotros nos van a sacar del hoyo los alemanes, ni a ellos les van a resolver sus problemas los chinos.
¿Pobres y Felices? Tal vez los españoles tengamos que empezar a aprender.
Ayer entré a husmear en una “galería de alimentación” moribunda que hay al lado de mi casa. La galería de alimentación es una especie inmobiliaria en vías de extinción. Nació en España allá por los años sesenta, para acercar la oferta de productos de alimentación a los barrios, replicando el modelo de los mercados centrales: “puestos” individuales por ramo de producto. Ya saben: embutidos, frutas, verduras, carnicería, pescadería, conservas, pan, etc. Ofrecían ciertas ventajas, como que casi todos los vendedores eran especialistas de lo suyo. Y al ser todos ellos empresarios, se preocupaban sobremanera de la fidelidad de su clientela y sabían que el “qué guapa está usted hoy, doña Concha” y la simpatía y buen servicio eran claves de su éxito.
Pero no han resistido, porque en su “DAFO” han pesado más las debilidades y las amenazas. Entre las primeras, el funcionamiento en comunidad de propietarios, con puestos de propiedad separada, en el que la toma de decisiones en momentos difíciles se complica y lleva a la inacción. Y sobre todo la amenaza, hoy ya realidad, del impacto de hipermercados y supermercados, más adaptados a las necesidades de las nuevas familias y el trabajo de la mujer. La capacidad de compra de las grandes cadenas de supermercados, su logística o el desarrollo de las “marcas blancas”, han arrasado este sector.
La galería en la que entré es un ejemplo arquetípico de ello. Un emplazamiento magnífico, sin competencia próxima. Dentro, treinta y tantos puestos con la persiana echada, fantasmas de comercio antiguo. Y uno… ¡abierto!: un joven pescadero, Pablo. Él solo. No tenía ningún cliente cuando llegué, así que me puse a charlar con él. Me explicó que los puestos habían ido cerrando y que hace cuatro o cinco años una inmobiliaria intentó comprar todo pero fracasó. Y que él se ha ido quedando solo, que es el único que paga la comunidad y que se han quedado sin administrador. Y que a la galería como tal le han cortado la luz y el agua, pero que él tiene su licencia, tiene luz y agua y sus propios extintores para cumplir con todo y que por tanto pretende seguir vendiendo pescado tres veces por semana.
Mientras hablamos empieza un pequeño desfile de clientes: madre con su hijo, abuela con su nieto, pareja mayor, señora sola. Todos le conocen por su nombre y a todos conoce él por el suyo. Todos compran y dejan encargos. Él les dice que les llamará por teléfono cuando reciba lo que quieren o que lo tendrán el próximo día. Mientras hablamos no para de trabajar, acomodando hielo en las cajas, trasteando en su nevera. Me cuenta que él es la octava generación de una familia de pescadores y pescateros y que aunque en este puesto no gana mucho dinero, sí saca los gastos y algo más.
Me marcho con algunas cosas aprendidas. Muy apropiadas para los momentos que vivimos. Como lo importante que es fidelizar a los clientes, el valor de la simpatía y el buen servicio, o el de la perseverancia y el trabajo. Acabo comprándole un pargo. Anduve dudando entre el besugo, el pargo y el pajel. De lo que tenía, él me recomendó el pargo por relación precio/calidad. No sin antes explicarme por qué el pajel tiene más espinas que el pargo o añadir que “a treinta euros el kilo, el besugo no vale la pena”. Nueve euros, pero “sólo te cobro ocho”. Ayer comimos pargo al horno.
Fue una buena compra. Pero mejor fue la lección tácita que Pablo me impartió: no importa si los demás se encogen de hombros, si se ponen o no de acuerdo, si piensan que las cosas se arreglarán porque sí. Yo añado: no importa la prima de riesgo, no importan los griegos. No importa Rajoy, menos Rubalcaba: trabaja e intenta prosperar sin pensar en todo ello. Hay algo más importante que lo que hagan los demás: lo que hace uno mismo. Aunque sea solo.
Post scriptum. Y si todo falla, aplíquese el proverbio chino: “Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida”.
Esta semana pasada he tenido la oportunidad de charlar con los directores de la Cámara Colombiana de la Construcción –Camacol- de Bogotá y Cundinamarca y de Antioquia (Medellín). Agrupan cada regional a algo más de 300 empresas, de los sectores de la construcción, inmobiliario y adyacentes –entre ellas el Banco Davivienda o BBVA Colombia, por ejemplo-. Viniendo yo de un país “desarrollado”, podría haber caído en la tentación de tratar a esta organización con cierta condescendencia: «he aquí el esfuerzo de un país emergente por organizarse…»
Pues me habría equivocado de pleno: Camacol debería servirnos de ejemplo a los españoles. Cuando me contaban sobre las reuniones de coordinación entre los responsables de transporte urbano de Medellín y los del sector inmobiliario, para estudiar conjuntamente el desarrollo de las infraestructuras de la ciudad, con una red de transporte público ya de por sí eficiente, no pude evitar pensar si hacíamos en España cosas como ésa.
Total, que en cuanto he vuelto me he metido a mirar –a través de sus páginas web- cómo funcionan las instituciones alrededor del inmobiliario en España.
• La Asociación de Promotores Constructores de España -APCE-: primera decepción. Página caduca y desatendida. ¿Sección de documentación “en construcción”?¿Actualidad del sector, los premios APCE 2008? ¿El Salón Inmobiliario “Realty” de 2009? Por cierto, corrijan la dirección de Asprima, que se mudaron… No hay más preguntas señoría.
• La Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid -Asprima-. Bastante mejor. Frente al abandono de APCE, se nota que la regional de Madrid cubre su espacio de forma adecuada, aunque siga exclusivamente centrada en la promoción residencial.
• La Associació de Promotors de Barcelona -APCEBcn-, cumple, podemos decir. Pena que su revista “APCE.Habitatge” esté sólo en catalán. Algunos textos en español medio corruptos y partes no traducidas, pero se entiende. Me hacen pensar, al igual que en Asprima, si de verdad creen que vale la pena competir con Idealista o Fotocasa en ofrecer un buscador de viviendas, o si no deberían dedicar ese esfuerzo a otras cosas.
• La Asociación de Empresas Constructoras de Ámbito Nacional de España -Seopan-, supuestamente una organización potente, debería tener vergüenza de la falta de actualización de su página web. Numerosas secciones (informes económicos, informes de I+D+i) tienen sus últimas entradas en 2005 ó 2006). Ocho notas sobre medioambiente en los ocho últimos años… ¿Hay alguien ahí…?
• La Asociación Profesional de Sociedades de Valoración – Atasa-, tiene como último ejemplar de su revista el del invierno de 2009, el último libro de 2009, prensa cero. Poco contenido. Salvo que esté todo en su intranet y no se vea.
• El Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid –COAM-. Su Área Internacional: veintiuna noticias para el mundo entero; la última sobre China de mayo de 2009 o la última sobre Brasil de septiembre de 2010. El Departamento de I+D+i, en cuanto a comunicación al menos, parado desde mayo de 2009. Esforzándose en formación a través del Instituto de Arquitectura, pero clara necesidad de actualización en otros frentes.
• El Col•legi d’Arquitectes de Catalunya –COAC- la verdad muy bien: dinamismo, mucha formación (incluyendo la de que los arquitectos se reciclen a otras ocupaciones) y bastantes asociaciones internas que permiten ver que se mueven.
• Construmat, muy bien. Para no ser una organización gremial sino ferial, tiene contenidos interesantes e iniciativas que exceden de esa función. Muy actualizada. Entienden que hay que internacionalizar (Construmat China). Enhorabuena.
• El Consejo General de los Colegios Oficiales de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de España debería, simplemente, descolgar su página web y decir que está averiada. Siento ser tajante, pero la muestra es de total abandono. Lo único que he encontrado posterior a 2009 son las fotos de la celebración del día de su santa patrona y la candidatura de su presidente. Lo demás, de 2007 y 2008. Que Santa Teresa les ayude.
En suma, bastantes claroscuros.
En algunas de las organizaciones que cito tengo amigos o conocidos. Espero que comprendan que estos comentarios tienen intención constructiva y me disculpen, y entiendan que el momento actual no deja sitio para la complacencia. Por ello me permito acabar con tres recomendaciones:
1) Nuestro país vive una situación de excepcional gravedad en lo económico. La crisis del sector inmobiliario es causa y efecto de ello. Las instituciones gremiales tienen una especial responsabilidad en un momento en que muchos profesionales pasan dificultades. Más trabajo.
2) Es necesaria una actualización permanente de información, más difusión de conocimiento, más innovación y reflexión y más mirar hacia el futuro en lugar de plasmar reglamentos antiguos, noticias sabidas o mirarse el respectivo ombligo institucional. Más trabajo.
3) Más pensamiento transversal, colaborando unos con otros. Me temo, volviendo al principio, que nos falta una organización del estilo de Camacol, que ponga orden en esa relación. Más trabajo.
O sea, tres recomendaciones no. Una: más trabajo. Corremos el riesgo, en otro caso, de acabar como otro “Gremio de los Cirujanos”, pensando…
¿De qué se murió el enfermo? (“Lección de Anatomía”, Rembrandt, 1632, ejemplo del uso del claroscuro)
Tenía una notita sobre Madrid escrita para otros fines. No me había decidido a colgarla aquí por no «hurgar en la herida» de nuestra crisis. Hoy leo, no obstante, un par de cosas que me inquietan y me obligan:
– Se atasca, parece que definitivamente, el proyecto de un parque tecnológico promovido conjuntamente por Acciona y Telefónica, en Las Tablas. Con 4.000 empleos destruidos cada día en España, se pregunta uno que no podría hacerse para ayudar a dos empresas privadas a entenderse. Y al Ayuntamiento de Madrid a extenderles la alfombra roja, más, para que un proyecto de esta naturaleza saliese adelante. Dicen que Telefónica se va a hacer su centro propio en Alcalá de Henares y que no caben dos instalaciones de esas características en Madrid. Estamos buenos.
– Con el Protocolo de Kioto: de mal en peor. Resulta que somos subcampeones del mundo (y prepárate, Japón, que…
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