Charlotte Bronte[Enero 2015] Jane Eyre, Charlotte Brontë [1847, 447 p] Una pequeña obra maestra en su género, la bildungsroman. En mi ignorancia no sabía yo de tal clasificación, aunque mientras leía me venía “To Kill a Mockingbird” en un regusto. Cuando por fin me entero de en qué consiste ese género veo que ambas obras se incluyen en el mismo: el de las novelas que abarcan el período de infancia y juventud, en que la educación y la formación del carácter juegan un papel principal. Algunas otras he leído pero no las hubiera sabido encuadrar. Sigue siendo popular, porque en medio de la aventura toca esas fibras de nuestro sentimiento que para los jóvenes resultan sugerentes y estimulantes y para los ancianos como yo (casi), agradablemente reminiscentes.

Jane Eyre es una heroína romántica. Huérfana malquerida en el hogar de una tía política que la menosprecia y primos que la hostigan, interna luego de un orfanato sombrío donde rigor, hambre y frío la castigan, institutriz en una mansión misteriosa en la que vive su primer amor de juventud, cuya correspondencia ignora, fugitiva de un destino que desea pero no acepta. Le pasa de todo y todo lo supera con bondad y fuerza del carácter. Y al final el amor triunfa, of course. Y con fortuna encima.

Será porque te traslada a la juventud, por las penurias con las que Brontë te convierte en solidario gracias a una pluma fácil, por una lectura en la que no hace falta mucha reflexión, sólo disfrutar, la novela engancha y se lee de tirón. Y eso que, a pesar de su reconocido éxito, cuando se analizan personajes –Edward Rochester, Mrs. Reed, Mr. Brocklehurst- o situaciones –el misterio de Thornfield Hall, el rigor del orfanato Lowood, la escapada de Jane y su rescate in extremis por los hermanos Rivers, el propio pasado de Edward Rochester-, resulta todo un poco extremoso.  Pero a Jane se le perdona todo, porque para cuando uno se pone a diseccionar, ya ha sido cautivado. Da igual, que sea excesivo, ¡qué bien un final feliz! ¡El romanticismo es así!

Prueba de su éxito han sido las numerosas veces que la novela ha sido llevada al cine, hasta diez cuento, con Rochesters tan singulares como George C. Scott (1970) o Timothy Dalton (1983, miniserie), o sea Patton y James Bond. La versión clásica, de Orson Welles y Joan Fontaine (1943) seguro que es meritoria, pero yo hoy me inclinaría –y es la que voy a buscar- por la miniserie –creo que una película se quedará corta para tanta peripecia-, de 2006, 4 episodios, ganadora de un Emmy y con Ruth Wilson nominada a un Globo de Oro por el papel protagonista.

En fin, que Jane Eyre hay que leerla. Por si no lo he dicho.