[Sep-Oct 2011] Tom Jones, Henry Fielding [1749, 911p.] He leído mucha novela en mi juventud por influencia de mi padre, con el que comparto muchos gustos (Baroja, Maugham, Greene, Dumas). Ahora tengo la suerte de que mi hija Ana es bastante independiente en su elección y además lee más y más deprisa que yo. Así que voy heredando libros de ella en lugar de al revés, que sería lo natural. Es el caso de Tom Jones, que lleva casi veinte años rodando por la librería de casa sin que yo le prestase atención.

Me frenaba su extensión y el prejuicio de que se trataba de una novela de una cierta levedad. Gran error. Es una novela divertida, con excelente definición de personajes y situaciones y que se va disfrutando más cuanto más se adentra uno en ella. Una estupenda obra, en la mejor tradición de la novela inglesa moderna de la que es de hecho la raíz. Escrita hace más de 250 años, es emocionante compartir ideas sobre la literatura y la vida con el propio autor, que se dirige al lector de manera abierta en sus reflexiones.

Tom Jones resulta un poco extremoso, tal vez. Demasiado bueno, demasiado guapo, demasiado noble. Pero se le perdona porque sus peripecias y dificultades obligan a tenerle simpatía. La idea del amor incondicional está muy bien traída y permea toda la obra. Y la protagonista femenina, Sophia Western, aunque también muy buena, muy guapa y muy noble, es una magnífica contraparte de Tom, con fuerte carácter propio.

Salvado ese cierto extremismo en la condición moral de los protagonistas, los personajes del padre y la tía de Sophia, su hermanastro Blifil, su padre adoptivo, los tutores de Tom, su amigo y sirviente Partridge y toda la pléyade de numerosos personajes que pueblan el argumento, amantes, amigos, enemigos, todos, forman un conjunto bien armado de la sociedad inglesa de ese siglo en todos sus niveles, que se disfruta completamente. Mientras leía me acordaba de Dickens, del que hay un regusto a lo largo de todo el libro. De hecho Fielding vivió en el siglo anterior a Dickens y fue su autor favorito, así que lo que yo notaba era en realidad la paternidad literaria de Fielding sobre Dickens. Tanto le admiraba este último, que bautizó a uno de sus hijos como… Henry Fielding Dickens!

Una advertencia… Siempre digo que vale la pena leer estos libros en inglés. Pero para un no nativo… cuesta. El inglés que se utiliza es del siglo XVIII, con muchas palabras y modismos no actuales. Y aunque es cierto que conforme se avanza uno se va acostumbrando, hay que esforzarse.