Volando entre Ciudad de Panamá y Lima leo en la revista colombiana “Semana”, bastante recomendable por cierto, una entrevista con Samuel Azout. Me llama la atención cómo un economista responsable de una cadena de supermercados ha mutado a gestor de la llamada Agencia Presidencial para la Superación de la Pobreza Extrema. El artículo va sobre Colombia y los seis o siete millones de personas que dice Azout que esa agencia se está ocupando de censar, identificando y estudiando las causas de su miseria. Primer paso para intentar encontrar soluciones.
Por favorable coincidencia me reúno el lunes siguiente en Lima con Guido Valdivia, anterior viceministro de vivienda del Perú y director del Instituto Ciudades del Siglo XXI. Aunque nuestra reunión va de oficinas -el señor Valdivia ha aceptado amablemente ser miembro del Comité Asesor de World Office Forum en Perú-, arrancamos hablando de la vivienda en América Latina y las carencias de la población pobre en muchos de estos países. Charlamos un buen rato, en el que Guido me ilustra, con la autoridad de su experiencia, en las cosas que se están intentando hacer en unos países u otros. Me cuenta sobre la eficacia de la iniciativa “Piso Firme” del gobierno mexicano, o la de “Un Techo para mi País”, del gobierno de Chile, ya replicada en varios países. O sobre el problema del acceso al agua potable doméstica. Es un hecho que países como Colombia, Venezuela, Perú, Brasil o México, tan prometedores en crecimiento y en recursos, siguen arrastrando tasas de pobreza y hacinamiento urbano en barrios marginales que ensombrecen otros logros.
Me he mirado el índice MPI –Multidimensional Poverty Index-, creado por la Oxford Poverty & Human Development Initiative, de la Universidad de Oxford, uno de los varios que existen para medir y comparar la pobreza entre países. De sus diez parámetros –años de escolarización, niños escolarizados, mortalidad infantil, nutrición, electricidad, saneamiento, agua potable, suelo, combustible de hogar y bienes-, abunda la población que tiene carencias en muchos de ellos. Y no es que los gobiernos nacionales no le echen ciertas ganas a la cosa, pero la tarea es ingente. Hace un par de meses en Bogotá, me contaban cómo buena parte del millón de viviendas sociales que el gobierno del presidente Santos quiere regalar a la población pobre de su país, se las está “comiendo” el puro crecimiento demográfico. La ancha base de su pirámide de población delata que el crecimiento va a seguir con fuerza, al menos otros veinte años. Y si ya hoy, según el citado índice MPI, América Latina tiene más de cincuenta millones de personas en situación de pobreza extrema, habrá que ver cómo se para el torrente.
Cruzo de vuelta el Atlántico durmiendo en el 330 de Iberia. Cambio brusco de los 18ºC de Lima a los 38ºC de Madrid. Cambio brusco en la dinámica social. Frente a las poblaciones de Venezuela, Colombia y Perú, que acabo de visitar, llenas de problemas y enfrentándose a ellos como pueden, y hasta dicen que felices, en cuanto abro un periódico español me doy cuenta de que aquí “la vida sigue igual”. Prima de riesgo por las nubes, lloroso moroso gobierno catalán, mineros que piden más dinero, rescate, o no, arde el monte, las mismas corruptelas de mangantes varios que ya sabíamos y algunas nuevas. Nuestra fibra moral está tocada. No sé si a los corruptos conseguiremos eliminarlos, me preocupa su contagio micótico, no sé. Pero me preocupa más que los españoles no levantemos la vista y miremos al horizonte y pasemos a la acción. En lugar de quejarnos tanto y mirarnos el ombligo.
Para empezar. Hoy leo que este otoño van a engrosar el paro 40.000 profesores interinos, que el PSOE los ha contado. ¡Pues hale!: “macro convenio educativo entre España y América Latina para crear 10.000 escuelas rurales”, ¡YA!. Allí sobra trabajo. A los profesores les va a enseñar un montón pasarse unos meses en Paraguay, o Guatemala, Honduras o Bolivia. Y a los chavales no digamos. No creo que hagan falta más allá de 1.000 millones de dólares al año, algo menos de lo que pagamos por intereses de nuestra deuda en un día. Si todavía trabajase en una caja de ahorros yo ponía los primeros 200 millones de mi bolsillo… Y además tenemos para llenar los aviones de Iberia, que falta le hace.
Pese a las tropelías coloniales, cuanto más viajo por América Latina, más cuenta me doy de que en el fondo nos queremos con sus gentes. Tenemos una profunda raíz cultural común, más allá del idioma. Empecemos a cooperar más en serio. Porque ni a nosotros nos van a sacar del hoyo los alemanes, ni a ellos les van a resolver sus problemas los chinos.
¿Pobres y Felices? Tal vez los españoles tengamos que empezar a aprender.
3 comentarios
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agosto 7, 2012 a 12:23 PM
nachochueca
Jorge, alguna vez te he dicho que comparto contigo tu empatía innata hacia el continente latinoamericano.
El vínculo de España con America Latina está trazado desde hace 5 siglos. No me cabe la menor duda de que MEJOR nos iría si España, ese país-balcón que tiene el privilegio de pertenecer a Europa –porque es un privilegio- mientras mira de frente África y América, aprovechara mejor esta condición, sobre todo con esta última por razones culturales, históricas, afectivas…
Mis padres me enseñaron esta lección acogiendo durante muchos años becarios y otros investigadores en programas de cooperación científica, enseñando aquí.. pero aprendiendo también ellos allá, tanto de premios nóveles en las universidades de Buenos Aires y Santiago de Chile como de otros muchos no premiados, en Atacama, en Rancagua, en la Patagonia, en Chiloé, en Punta Arenas, en Mendoza…
Mi amigo Jonás acaba de dejar –forzado- la subdirección de un despojado hospital clínico de Talavera de la Reina y no le ha temblado el pulso a la hora de dar el salto con su pareja para asumir la dirección de un hospital en Guayaquil, Ecuador, en un impulso del gobierno de Correa por atajar las servidumbres “viciadas” importando directivos en el sector sanitario que trabajen con ilusión sin otras distracciones.
Yo, afronto el inicio de mi proyecto más importante desde hace muchos años. La producción de un documental hermano al ya realizado hace 2 años, -un viaje continental a lo largo de África, aprovechando la celebración de la Copa del Mundo de Fútbol Sudafricana de 2010, (http://youtu.be/4WUJsnjNKzk?hd=1)-. En esta ocasión, el viaje arranca en Nueva York y cinco meses después de recorrer 40.000 kilómetros de solidaridad, cooperación, evolución, vitalidad, y FÚTBOL –el leitmotiv final de nuestro documental-, el viaje acabará el día que arranque la Copa del Mundo de 2014 en Rio de Janeiro, Brasil. (El pais cuya bandera lleva escrito el lema positivista de Ordem e progresso..)
Quien tiene memoria histórica, quien siente sobre sí mismo el peso –incluso el que muchas veces es duro de llevar- de la sociedad y del colectivo al que pertenece, sabe percibir que al otro lado del Atlántico están los que deberían ser nuestros más cercanos colaboradores, socios, cómplices, amigos…
agosto 7, 2012 a 12:53 PM
Zano
Hola Nacho. Mira el blog de Samuel Azout, que le acabo de añadir el enlace. Creo que te va a interesar. Y si quieres contactar con él te echo una mano. Creo que sería un apoyo muy bueno para el nuevo proyecto del que hablas, que ya sabes que siempre me ha parecido muy interesante y encomiable. Un abrazo, Jorge
agosto 8, 2012 a 5:11 PM
agarquitectura
Totalmente de acuerdo Jorge, lo que pasa es que por una parte nosotros nos hemos hecho demasiado cómodos y queremos la solución a nuestros problemas pero aquí en España y eso es imposible y por otro lado algunos de nuestros amigos sudamericanos nos pegan de vez en cuando un palo monumental, vease Argentina y menos pero también Bolivia y acaban de desencantar a quien se le pudiera ocurrir dar el salto. Abrazos