[Marzo-Septiembre 2013] Gabriel García Márquez, Textos Costeños, Vol. 1 [1948-1952, 891p.] Debe hacer más de veinte años que tengo por casa este “tocho”, cuyo tamaño siempre me ha frenado en la arrancada. Pero el año pasado estuve por primera vez en Barranquilla, hoy en día una fascinante ciudad tropical; digna de visita más cumplida por mi parte, pero suficiente para hacerme idea del entorno que vio nacer a García Márquez como escritor y recordarme que ya era hora de profundizar en su trabajo como periodista, que es importante en su obra y en cómo tiene relación con el resto de su literatura.
“Textos Costeños” es una recopilación de su obra periodística, realizada por el hispanista y americanista francés Jacques Gilard, que se paseó durante años por redacciones y archivos para conseguir reunir el material que aquí se publica. Este primer tomo abarca de 1948 a 1952.
Surge en esta obra un joven García Márquez, que sorprende por su fondo literario y por su estilo personal. El libro incluye cientos de “Jirafas”, que era la columna diaria que escribía para el Diario El Heraldo de Barranquilla. Las Jirafas abundan en humor y en crítica literaria. En muchos casos son pura imaginación, poesía o pequeños cuentos basados en noticias misceláneas que García Márquez recoge día a día de los teletipos de la redacción, o inventa. La vida y costumbres locales o la música vallenata rellenan columnas en las que, junto a una cierta reiteración que él mismo confiesa, afloran destellos del gran maestro que ha sido.
No me podía marcar el libro entero, pero aquí van algunos pocos ejemplos, “jirafas” que creo especiales:
– Para la Muerte de Albaniña. Preciosa y tenebrosa, donde se siente a García Lorca.
– El Libro de Castro Saavedra. Confirma su apego a Lorca y Neruda.
– Otra Vez el Premio Nobel. Sobre Rómulo Gallegos y Gabriela Mistral (gana Mistral), sobre Hermann Hesse (me conforta coincidir con él sobre “El Lobo Estepario”), sobre Pearl S. Buck (pierde) y sobre su admiración por tres de los que considera grandes: William Faulkner, Aldous Huxley y Virginia Woolf.
– Acerca de Cualquier Cosa: “la única nacionalidad del hombre debe ser la del universo entero”.
– Instante.
– Primer Relato del Viajero Imaginario. Una muestra de literatura del Caribe.
– Rostro en la Soledad. Sobre Héctor Rojas Herazo y “La Casa Entre los Robles”. Un libro que habrá que leer.
– Un Poeta en la Ciudad. Otra vez sobre Castro Saavedra, en que anota la amistad de éste con Lorca y Miguel Hernández.
Podría seguir. Quizás un problema con una obra de esta extensión es que para llegar a los muchos brillantes destellos hay que leer, a su vez, mucho. Pero yo diría que vale la pena. En particular si te gusta lo mucho y bueno que luego ha escrito.
Y como nota al pie, añadiría cuánto debe aprender la juventud, y cuánto debe ofrecer y exigir la sociedad a los jóvenes, y cuánto deben exigirse ellos mismos, cuando al leer a un chico de veinte años, que es lo que tenía García Márquez cuando empieza estas columnas, percibes tal maestría y sensibilidad. Talento, dirán, que no es cuestión de edad. Efectivamente, pero también creo que el talento sólo no basta, que este hombre se ha trabajado su bien ganada fama. Toda una lección.
Deja un comentario
Comments feed for this article