stop-1131142_640Uno de los mayores dramas de las mujeres que padecen violencia de género debe ser la dificultad para comunicarse con alguien de confianza. La soledad. El mayor, por supuesto, es la violencia en sí, pero me parece que la incapacidad de compartir la situación que se vive y la zozobra que ello genera, es un añadido adicional para el que siempre se debería estar pensando en soluciones. Porque además en la comunicación pueden esconderse algunas.

Suponemos que la primera posibilidad que contempla una mujer que sufre maltrato es hablar con su madre. Pero esto a veces no es posible. Con los hijos, poco a hacer si son pequeños -y en parte también víctimas-. Si son mayores, se querrá o no compartir esta parte lamentable de la intimidad de algunas relaciones. ¿Con alguna amiga? Posible, pero no siempre fácil.

El servicio 016, teléfono de ayuda, está bien que exista, pero es sólo una solución más. En 2015 recibió 81.992 llamadas (Portal Estadístico de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género). Pero según el informe del Observatorio Contra la Violencia Doméstica y de Género, del Consejo General del Poder Judicial, entre juzgados y policía se recibieron 129.193 denuncias. Y mucho nos tememos que por cada mujer que llega a dar el paso extremo de acudir a la policía (83.848 en 2015), varias (¿una, dos, tres más), sufren sin atreverse a hacerlo. Lo que quiere decir, asumiendo que no haya más que una que calle por cada una que denuncia o en cuyo nombre denuncian (y cada llamada al 016 sea de una persona distinta), el tamaño del problema es de 260.000 mujeres. O sea 260.000 familias o. El 016 está escuchando a un tercio, en tal caso.

Lo de con quién hablar y cómo buscar consejo y soluciones es por tanto un problema mayor de nuestra sociedad. No somos excepción, pero el problema está ahí.

Por razones de trabajo me he tropezado con un informe que aporta una visión nueva, que me ha parecido muy interesante. Del otro lado del mundo. Australia creó en 2012 la «Workplace Gender Equality Agency», que se ocupa de la igualdad de trato de hombres y mujeres en el trabajo. La ley australiana (Workplace Equality Act 2012), obliga a todas las empresas del país que empleen a más de 100 personas, a presentar una memoria anual, a través de la cual el gobierno recibe información de 12.433 empresas, que emplean al 40% de todos los trabajadores de Australia.

La memoria se refiere a cosas como los salarios en cada nivel profesional para hombres y mujeres, la distribución del trabajo parcial entre unos y otros, la flexibilidad y conciliación o qué sectores son más o menos igualitarios (banca e inmobiliario los menos, educación el que más).

Y… qué política o estrategia empresarial tienen con respecto a la violencia de género.

Nos ha parecido una idea brillante. Porque si lo piensan bien, la compañera de trabajo tiene muchas probabilidades de ser una de las personas con las que una mujer que sufre de violencia doméstica se sincere. Y una compañera de trabajo, a base de relación frecuente y simplemente mirar a la cara de alguien con quien comparte bastantes horas cada día, puede conocer o adivinar cuando una compañera está teniendo problemas en casa. El problema es que no basta con saberlo, hay que ver la forma de conseguir ayuda.

Lo que han hecho los australianos es involucrar a las empresas para abordar este problema. Un 39,3% de las empresas ya tienen una política o estrategia sobre ello en 2016 (34,9% en 2015). Y un 74,8% tiene formas de asistencia a sus empleadas, incluyendo bajas retribuidas, flexibilidad de horario o encontrar ayuda psicológica o legal. Y un 11,0%, que no es mucho pero está muy bien, ha entrenado específicamente a su personal de recursos humanos para tratar aquellos casos en que sus empleadas sufren violencia de género.

Me parece que el tema entra de lleno en la Responsabilidad Social Corporativa de cualquier empresa que se precie. He mirado algunas memorias pero todavía no veo que esta cuestión aflore como un problema de empresa.

Lo es. Al fin y al cabo, si una empresa responsable quiere, entre otras cosas, el bienestar de sus empleados, ¿por qué no va a querer el bienestar de aquellos que son los más vulnerables?