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What the cynics fail to understand is that the ground has shifted beneath them, that the stale political arguments that have consumed us for so long no longer apply (Lo que los cínicos no entienden es que el suelo se ha movido bajo sus pies, que los argumentos políticos rancios que nos han consumido durante tanto tiempo ya no son válidos). Barack Obama, 20 de enero de 2009.
Bueno, reconozco que el discurso de investidura del presidente Obama está bastante bien. En el mismo Wall Street Journal que lo leo hay un resumen sobre Estados Unidos que es útil para saber de dónde arranca este hombre. Desempleo, 7,2% (11,9% entre la población negra) y más cosas, pero lo que llama mi atención es un comparativo de cifras bajo diferentes presidentes y una tendencia especial: afiliación a sindicatos, 24,5% en 1977, 17% en 1989, 13,6% en 2001, 12,1% en 2007. Un descenso verdaderamente preocupante, supongo que sobre todo para los propios sindicatos.
¿Y cómo estamos en España? Pues la verdad es que no he conseguido enterarme todo lo bien que a mi me gustaría, porque salvo error los sindicatos no dicen ni pío. Ni UGT, ni Comisiones Obreras, ni USO dicen con cuántos afiliados cuentan. El Ministerio de Trabajo e Inmigración, sí que dice, a través de la Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo (2007) que la afiliación total es del 15,8%. No veo datos de años anteriores. Pero sí hay algunas cifras más que son interesantes: en la administración pública la afiliación es del 31,1%, en banca el 32,2%, en actividades sanitarias el 31,5%, en empresas de más de 250 trabajadores el 29,6%. Los jóvenes hasta 24 años pasan del tema, 9,6%, los empleados de pequeñas PYMES de menos de 11 empleados, pasan igualmente, 4,9%.
Perdonen la sopa de porcentajes, pero si se estudian la tabla (www.mtin.es), creo que llegarán a las mismas conclusiones que yo:
1. Los sindicatos en España únicamente representan a algo menos de un trabajador de cada seis.
2. Los afiliados a sindicatos son mayoritariamente personas con empleos históricamente considerados muy seguros, que temen perderlo (funcionarios, empleados de la seguridad social, empleados de banca y empleados de grandes empresas)
La propia UGT traduce el informe del European Trade Union Institute -ETUI- (2005) en el que reconoce la preocupación general por el descenso continuo de las afiliaciones –salvo en Escandinavia por razones específicas-, que en algunos casos es de cerca del 50% en 20 años, tal como en Estados Unidos. En Francia, por ejemplo, la afiliación parece estar ya por debajo del 10%. ¿Las causas? Cito a ETUI:
• En la mayoría de los países, los sindicatos ofrecen relativamente pocos servicios a los desempleados. En consecuencia, la mayoría de los afiliados que se convierten en parados abandonan su afiliación.
• El empleo está cambiando de la industria al sector privado de servicios (en el que las tasas son más bajas).
• Los sindicatos permanecen anclados en el pasado, deben modificar su imagen y tienen que convencer a los afiliados potenciales de que tienen una razón de ser. Las prácticas sindicales son formales y anticuadas y están dominados por personas de mediana edad con imagen asociada fundamentalmente a hombres y empleados en trabajos manuales.
• Al liderazgo sindical a menudo se le considera “desconectado” de la realidad actual de la empresa.
Si por Milton Friedman hubiese sido, los sindicatos habrían simplemente desaparecido. No me atrevo a llegar a tanto, pero sí a exponer mi duda de que la declaración que el Sr. Rodríguez Zapatero firmó el 8 de julio de 2004 con sindicatos y CEOE sobre el “diálogo social” sea justa o factible. Cuando la declaración indica que “es preciso apostar por un modelo de crecimiento económico equilibrado y duradero basado en la mejora de la competitividad de las empresas y en el incremento de la productividad”, debió darse cuenta de que el objetivo de los sindicatos es otro. Por su composición los sindicatos me parecen más un grupo de presión (vale, esto es de Friedman…) de gente con trabajo que quiere salvaguardar todo lo que considera derechos adquiridos, que un colectivo dispuesto a ayudar a resolver los problemas del país, el desempleo sobre todo.
Así que ya puede nuestro presidente ir pensando en otras excusas para no mover ficha.
What the cynics fail to understand is that the ground has shifted beneath them…
Lectura relacionada: Los Mártires de Chicago.
Bueno y si han llegado hasta aquí, se merecen un premio por el ladrillo sindical, así que vamos a pensar que firmar aquella declaración fue…culpa del Cha-cha-chá… ¡a ver si ayuda a que nos animemos!
En sus memorias literarias, Vivir para contarla, el joven Gabriel García Márquez acompaña a su madre a vender su antigua casa en Aracataca, algo más allá de la finca de Macondo, después de cruzar la Ciénaga Grande. Aracataca es un pueblo medio fantasma, después de ser abandonado por la United Fruit Company, que era quien ofrecía, o explotaba, todo el trabajo en la zona. La madre necesita el dinero para la pura subsistencia de la familia, pero se vuelven con las manos vacías, porque allí nadie compra nada…
El Realismo Mágico de García Márquez trae ramalazos de realismo actual: casas que no se venden y desempleo porque una gran compañía, americana además, se ha eximido de su presencia local.
Con Latinoamérica nos unen quinientos años de lazos, idioma y sentir común en muchas cosas. Yo creo que en los últimos veinte o treinta hemos estado en España un poco distraídos y aparte de toreros y cantantes nuestra relación ha sido más económica que otra cosa. Primero de grandes compañías españolas que han ido allí a buscar mercado para sus productos y servicios, Telefónica, BBVA, Banco Santander y así, y luego válvula de escape de muchos emigrantes que han venido a España buscando lo que los españoles buscábamos en Suiza o Argentina hace cincuenta o sesenta años: trabajo.
Hoy estamos juntos, queriendo o sin querer, latinoamericanos y españoles en una situación complicada y que de momento va a peor. Leo que el paro entre los extranjeros en España es del 17,45%. O sea que si son unos cinco millones, largos, más de setecientos mil están ya parados, ya que su tasa de ocupación era cercana al 90%. Sólo el colectivo ecuatoriano, que es el mayor de latinoamericanos suma, en Madrid, más de 550.000 personas. No sé, ni sé si alguien sabe, cómo está arreglándoselas esta gente.
El Ministerio de Trabajo e Inmigración ha puesto en marcha el Plan Retorno ofreciendo ayuda a los que se vuelven a sus países. Pero los emigrantes, que de hacer números de penuria entienden un rato, tienen una cosa clara: que en España, trabajando, obtienen un salario medio equivalente a unos US$ 1.600, mientras en Colombia, por ejemplo, el salario medio es de US$ 209. Y además el trabajo al otro lado tampoco está nada claro. O sea que ni con agua hirviendo… La última cifra que he oído es que 767 inmigrantes se habían acogido al Plan. O que 200 bolivianos al mes se regresan. Cifras insignificantes y un previsible fracaso del intento. La asociación Rumiñahui, que representa a una buena parte de los ecuatorianos en España, opina que se van a atrincherar y aguantar hasta ver si la cosa mejora. Pensemos en las consecuencias.
Nuestros vecinos portugueses andan ocupados en Angola como vía de escape de sus constructoras. España tendría que buscar de forma más activa alianzas locales en países latinoamericanos, aunque haya que estudiar cuáles. Si a los emigrantes que hoy están aquí se les ofrecen proyectos creíbles en sus países estarán mucho más dispuestos a regresar, porque salvo en lo económico es allí donde quieren vivir. La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo bien podría ayudar a organizar cooperativas y armarlas con socios empresariales y tecnología productiva básica, que de ésa tenemos, y seguro que les dan la bienvenida en muchos de esos países. Las empresas españolas, por otra parte, están deseando encontrar proyectos que les den ocupación. Tal vez estamos tan ensimismados contando los parados que no nos da tiempo a pensar otras cosas. Y fíjense, hasta es algo para ponerse de acuerdo con los americanos, los de USA, ahora que nos vamos a llevar bien.
Historia típica: Pablo Yasuma tiene 45 años y es ecuatoriano. Llegó a España hace casi una década, en plena expansión económica, y nunca le faltó trabajo. Ahora, corren malos tiempos. Lleva dos meses sin empleo, sin ingresos y sin subsidio. “Quiero agotar hasta la última posibilidad. Mi familia depende de mi trabajo en España”, dijo emocionado. “Lo que encuentre allá (en Ecuador) va a seguir siendo mucho peor que aquí”
El “toma un billete y vuélvete a casa” no va a funcionar. Esta gente ya está aquí y quiere trabajo. Un frente más…
Termino con un clip de García Márquez: sabiduría latinoamericana.
Y para los que estamos en edad emérita: ¿ustedes han pensado cómo se vive en Cartagena de Indias o así, con una pensioncita de una par de miles de euros? Pues yo creo que como un premio Nobel, o casi… ¡hasta me lo voy a pensar!
Supongo que los nubarrones negros de ahí encima nos habrán hecho pensar a alguno en lo de pedir en el metro… Yo siempre recuerdo una pequeña historia de la Novela de Tres Centavos, de Bertolt Brecht. A Fewkoombey, el soldado que vuelve cojo de de la Guerra de los Boers, le encarga Macheath (“Macky Navaja”) la tarea de alimentar a los perros de los mendigos. La ocupación es sencilla pero delicada: tiene que darles de comer lo suficiente para que no se mueran pero no demasiado, no sea que engorden y dejen de inspirar compasión. Como el trabajo le ocupa poco tiempo, pasa el resto del día leyendo medio tomo de una enciclopedia, de ésas de muchos, que le regala una vecina. El resultado es que después de algunos meses lo sabe todo sobre la letra “M”… pero absolutamente nada del resto del mundo del conocimiento.
Fewkoombey tiene la curiosidad y la pasión por aprender, pero carece de los medios. Nuestros jóvenes de hoy, y los menos jóvenes también, lo tienen todo a su disposición para aprender cuanto quieran. Sólo hace falta curiosidad y pasión por el aprendizaje.
Hay una cosa que los acontecimientos recientes nos están haciendo olvidar. Aparte de la crisis inmobiliaria y de la crisis internacional, nos acompaña una realidad que ha pasado a segundo término mediático pero está ahí, que es el fenómeno de la globalización de la producción y los servicios. Podemos confiar en que las crisis pasarán. Pero también podemos estar seguros que la globalización seguirá hacia delante.
Ninguno de los problemas que estamos viendo son consecuencia de un único factor, todos lo son de una mezcla. La globalización es parte de esa mezcla. Cuando los trabajadores de General Motors en Zaragoza se manifiestan porque ven su trabajo en peligro, detrás estará la crisis de liquidez o la crisis internacional de confianza, pero sobre todo está la globalización. Lleva años impactando sobre el sistema económico mundial sin que muchas economías occidentales estemos haciendo lo suficiente, o algo, para acomodar nuestra sociedad a esa nueva situación.
Mi manual de cabecera sobre el tema es el libro The World is Flat (2006) de Thomas Friedman. El autor, que ha ganado tres premios Pulitzer, desgrana en su libro los fundamentos de la globalización y sus propuestas para que Estados Unidos no pierda su liderazgo económico. La mayoría de sus razonamientos son directamente trasladables a nuestro país. En cifras de Friedman, China tenía en 1990 unos 375 millones de personas en situación de pobreza extrema. En 2001 eran 212 millones. En 2015 se espera que sean sólo 16 millones. Ese incremento de nivel de vida, basado sobre todo en una revolución educativa, no es sólo consecuencia de crear más riqueza, lo es también de drenarla de otros países. Léase crisis de General Motors, léase manifestación de Zaragoza.
Manifestarse con pancartas no va a crear empleo (supongo que los sindicatos no leen estas cosas). Hay que buscar más soluciones y creo que deben de ser del tipo de “qué hago yo, mientras por ahí arriba piensan en qué hacen”. La sociedad completa tiene que hacer un ejercicio de introspección y analizar qué cosas tienen que cambiar si queremos defender nuestro nivel de vida.
Nuestra mayor esperanza debe estar también en la educación. Me resulta de máximo interés la ecuación que propone Friedman: CQ, cociente de curiosidad + PQ, cociente de pasión por el aprendizaje > IQ, cociente intelectual. La suma de la curiosidad y la pasión por el aprendizaje es mayor que el propio cociente intelectual. El mayor efecto positivo de la revolución tecnológica que estamos viviendo es que prácticamente todo el que quiera tiene acceso a una ventanita como ésta sobre la que usted y yo escribimos y leemos, que se abre sobre el universo del conocimiento. Detrás de esta pantalla está TODO. Pero hay que tener curiosidad y pasión por aprender, y eso es lo que tenemos que imbuir en nuestros hijos, nietos, compañeros, empleados, amigos. La mejor ocupación mientras escampa es prepararnos para la post-crisis, aprendiendo y ayudando a aprender.
Y como he empezado con Brecht, aprovecho para incluir un clip de The Ballad of the Pimp de The Three Penny Opera, con Alan Cumming y Cyndi Lauper (53 años… para los que se lo pregunten). El Tony Award que recibió me permite publicarlo pese a su contenido un poco subido de tono para un blog supuestamente económico. ¡A ver si ayuda a animarnos!
P.S. Ya sé que hoy tocaba hablar de Obama. Su discurso ha sonado bien, pero me he inclino por la indicación bíblica: «por sus hechos los conoceréis».
En Busca del Fuego (1982) es una de esas películas que no pierden interés con el paso de los años. Jean Jacques Annaud, junto con Desmond Morris (El Mono Desnudo) y Anthony Burgess (La Naranja Mecánica) que le ayudaron a a estructurar el lenguaje de la película, desarrollaron, salvo por un cierto anacronismo, una historia creíble del paleolítico, sobre el enfrentamiento de Homo Sapiens y Neanderthales, con el afán sobre todo de disponer de fuego, base de la supervivencia de la época. ¡Lo que hubieran dado por un encendedor Bic…!
Ochenta o cien mil años cinematográficos más tarde, ya tenemos afortunadamente resuelto lo del fuego. Ahora nos queda lo del agua… Sapiens y Neanderthales siguen sin entenderse, cosas del lenguaje.
Agua y erosión, poco de lo uno o mucho de la otra, y la consiguiente desertización de una parte importante de nuestro territorio, están entre las cuestiones de más calado en el desarrollo económico a largo plazo de nuestro país. Estamos tan preocupados por el corto plazo, que estas cosas de tránsito secular nos dejan un poco indiferentes. Nos acordamos del cambio climático cuando nos muestran imágenes de algún iceberg gigante desprendido de las zonas polares o nos visita Al Gore. O cuando nos tocan el bolsillo, porque de repente nos cuentan que la emisión de CO2 en España ha crecido un 50% desde 1990 y como consecuencia tenemos que comprar derechos de emisión para compensar nuestros excesos. ¿No éramos nosotros del bando ecologista?
No es fácil hablar de agua ni de química o dinámica de suelos. Lo primero, desgraciadamente, se ha convertido en un tema esencialmente político, ante lo que al ciudadano medio está impotente. Lo segundo está limitado a ingenieros agrónomos o forestales y científicos varios. En la práctica, 80.000 km2 del territorio español, incluyendo grandes zonas de Alicante, Murcia, Almería o Las Palmas, tienen riesgo alto o muy alto de desertización. No hay más que mirar por la ventanilla cuando vamos a la playa para darnos cuenta.
Intuyo que si trabajásemos para mejorar la distribución del agua y frenar la destrucción de suelos de nuestros montes y la desertización amenazante, nuestra economía mejoraría en el largo plazo y probablemente no tendríamos que recurrir a la hipocresía de comprar derechos de emisión. Pero como digo, eso son políticas de largo plazo, que a pocos interesan. ¿Cuántos españoles, incluidas administraciones regionales y locales, conocen las obligaciones y posibilidades del Plan Forestal Español 2002-2032? ¿Alguien ha oído hablar del PAND, Programa de Acción Nacional contra la Desertificación? “La historia demuestra que las crisis pueden ofrecer enormes oportunidades estratégicas”. ¿Será el momento de mirar a nuestros montes y campos?
Las tierras arables en España han disminuido un 12% en veinticinco años. Los pueblos se vacían. España ha visto reducida su fuerza laboral agrícola a poco más de un millón de personas, cubriendo las necesidades de mano de obra con marroquíes, subsaharianos y latinoamericanos. Se está abusando del cultivo bajo plástico y las grandes fincas de olivo y viña en pendientes excesivas han hecho un daño que hay que detener. Francia ha reducido su población rural todavía más y hoy ocupamos casi un 50% más de personas en el campo que nuestros vecinos. Y sin embargo Francia exporta productos agropecuarios por el doble de valor que el de España. Ello quiere decir que la productividad agropecuaria de España, por no ser excepción, tampoco debe ser buena. Pero también debe querer decir que podríamos ser capaces de mejorarla. Ello sólo se conseguirá con una decidida actuación de vuelta y apoyo al medio rural, que las autoridades harían bien en fomentar.
El proceso de urbanización y la creciente concentración de nuestros problemas e inquietudes en el medio urbano, en la congestión de tráfico, las emisiones de CO2, la carestía de la vivienda, no debería hacer perder de vista las oportunidades que habrá que encontrar lejos de la ciudad. Y de rebote deberíamos mejorar los problemas de erosión y desertización si sabemos y queremos reconstruir el equilibrio clima-suelo-vegetación-hombre. Sobra espacio. Falta agua.
Porque si no lo hacemos, yo creo que mirando a España como miramos hoy a aquellos Homos Sapiens del principio, dentro de unos cuantos miles de años unos arqueólogos excavarán y encontrarán nuestras necrópolis y de ahí intentarán deducir como vivíamos los Homos Urbanus de aquel desierto. Aunque me hace sonreír por anticipado lo que les va a costar entender lo de las placas solares encima de los nichos…
P.S. Ya están los japoneses copiándonos las ideas…:
opinion_13_japon_japon_parados_trabajar_campo.html
¿Cree usted que España se beneficiaría de una mejor distribución del agua?
( polls)

lavoro a brescia
La película Modern Times se estrenó en 1936 y por ella el director del FBI le abrió a Chaplin una investigación, al interpretarla como un ataque al capitalismo. El pensamiento que él mismo calificó de “no conformista” llevó a Chaplin años después a bastantes problemas con el HUAC, House of Un-American Activities Comittee, que dirigió el senador Joseph McCarthy, que de hecho le prohibió la entrada en Estados Unidos. Eran los tiempos de la Gran Depresión, Roosevelt había llegado al poder en 1932 y se vivía en pleno New Deal: más dinero del estado, controles bancarios para evitar otro crack bursátil…
La parodia, pese a la genialidad de Chaplin, no hace justicia al desarrollo de la industria americana culpando, al menos en parte, al sistema productivo de la crisis que se vivía. En 1914 Henry Ford había introducido la producción en cadena, inspirada en el sistema de los mataderos de reses, en su fábricación del modelo “T”. Consiguió así multiplicar la productividad, rebajar el precio de sus coches a menos de la mitad y empezó la gran revolución del automóvil. Su sistema de organización del trabajo, que dio en llamarse Fordism, es junto con las teorías de la organización científica del trabajo de Taylor, el principio de los grandes avances de la producción industrial del siglo XX.
Pues bien, todo ello se basa en una fuerza laboral dispuesta a asumir su rol productivo, repetitivo, disciplinado, de trabajo en equipo en el que nadie puede abandonar su puesto. Criticable por cuanto supone de alienación, pero también la forma principal durante muchos años de avance económico y de abaratamiento de la producción. La cinta transportadora es la forma más simple de percibir la productividad.
En España la cinta trasportadora va MUY despacio. Pensamos que trabajamos muchas horas, pero casi un 40% del tiempo que pasamos en el trabajo, según Proudfoot Consulting, se pierde. Nuestra productividad es el 70% de la de los trabajadores americanos, que aparte trabajan más horas que nosotros. El Global Productivity Report 2008 de Proudfoot, toma a España como uno de los 12 países objeto de encuesta. ¿Cuáles son según el estudio las causas de la baja productividad en España?: problemas en la comunicación interna y resistencia para adaptarse al cambio y carencias de formación de la fuerza laboral.
Si vamos resolviendo la parte laboral, que nos toca, tendremos fuerza moral para exigir a las autoridades que se ocupen de todo lo que hace falta, cuando lo entiendan y quieran. Cito al profesor Cuadrado Roura: la productividad es el fruto complejo de muchos factores como la flexibilidad del mercado laboral, la des-regulación de los servicios, la limitación de la intervención del Estado en la economía, la protección a la libre competencia, la incorporación de nuevas tecnologías y la innovación en procesos y productos, la inversión en capital humano y en formación profesional, la modernización de la Administración y la incorporación de mejoras y más competencia en varios sectores que directa e indirectamente perjudican la eficiencia e incrementan los costes de otros, como el transporte e infraestructuras, como puertos, ferrocarril de mercancías y aeropuertos.
¿Por qué no toma el gobierno más medidas para mejorar la productividad de la economía española?
( surveys)
Es probable que pese a que le rechine la máquina a Chaplin no haya más remedio que aumentar la velocidad de la correa trasportadora y que nos tengamos que adaptar. Nos regodeamos de “lo bien que se vive en España”, pero nos hemos ido cargando de costumbres laborales, de pequeño efecto individual pero grande en su conjunto, que tal vez tendremos que revisar, desde los puentes a los horarios descoordinados, desde el café –o almuerzo completo- y cigarrillo/s de media mañana al tiempo de comida más largo de la cuenta, de la jornada intensiva al parón veraniego, de las semanas festivas al absentismo creciente. En todo ello hay que poner orden, sin hablar de las tardes de toros o las noches de marcha… Me temo que es o eso, más todo lo anterior, o cada vez nos va a hacer falta una cartera más pequeña. ¡A ver esos buenos propósitos!
Mientras tanto, como es el primer día de un nuevo año, enfrentémonos al futuro con una sonrisa. Así que aquí va “Smile”, el tema de Tiempos Modernos, ¡por Michael Jackson! y otro “Smile” por Lois Mahalia, una bonita propina fortuita.
¡Feliz Año Nuevo!
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