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Hace unos años pude escuchar una charla de Antonio Puig, el principal empresario de perfumería en España. Me llamó la atención su afirmación de que “lo que importa para una economía nacional no es tanto tener las fábricas, lo importante es tener las centrales, las sedes empresariales”. Creo que esa afirmación es bastante matizable, pero en el contexto en que lo afirmó es cierta. Se refería a la perfumería en Francia y a cómo París, la metrópoli, había arrebatado a la Costa Azul la industria del perfume, al atraer a las sedes de esos negocios haciendo que dejasen allí únicamente las plantaciones de rosas. O sea que se habían llevado a París los empleos white collar y dejado en el sur los blue collar. O tal vez debería decir green collar.

Las estadísticas del paro en España empiezan a reflejar, cosa esperable, que las víctimas más numerosas son las personas con menos estudios, los blue collar. Ahí tenemos un problema serio, porque precisamente buena parte de la inmigración que hemos recibido, sobre todo la africana y latinoamericana, son de ese grupo y en consecuencia es de temer que el impacto laboral de la quiebra de nuestro modelo económico sea casi una catástrofe.

¿Qué hacer? Y sobre todo, ¿qué hacer en el corto plazo? Bueno, en el corto plazo, yo creo que simplemente ponerse una palangana en la cabeza mientras dura el pedrisco, no se me ocurre otra cosa. Pero si podemos hacerlo mientras aguantamos el ruido, una de las cosas a pensar sería jugar a metrópoli (no al Monopoly, que ya nos hemos quedado sin dinero). De metrópoli de las buenas, a crear riqueza fuera y de rebote dentro.

Son, somos, los white collar, los que tenemos que tomar la iniciativa. Madrid a solas, o Madrid-Barcelona como tándem si consiguen resolver su conflicto bipolar, conforman un potente atractor de actividad relacional. Y somos los white collar los que tenemos que tomar las iniciativas para atraer aquí a empresas extranjeras, que se lo pasen bien y que se relacionen con la miríada de empresas medianas de que dispone España, que hasta ahora no han mirado hacia fuera y que tienen que empezar a hacerlo. De ahí es de donde salen los negocios que en este momento hacen falta. Forma parte del proceso de internacionalización.

Contamos con la ventaja única de que nuestras dos mayores entidades financieras, BBVA y Banco Santander, tienen las mayores redes bancarias en toda Latinoamérica. Ahora que las dos entidades se llevan tan bien, tal vez quedaría como un excelente ejercicio de relaciones públicas si fundasen al alimón una especie de “fundación para la internacionalización de la empresa española”, que sería una muestra de que cuando se está en crisis la gente trabajamos juntos para el bien común.

Como ayer leí que se había muerto John Updike, me puse a bucear un poco sobre Sao Paulo, donde tiene lugar buena parte de su novela «Brasil». Lo que llaman el “Complejo Metropolitano Extendido” de Sao Paulo tiene 29 millones de habitantes… ¿cuánto negocio hay ahí para empresas españolas? Brasil tiene unos 180 millones de habitantes. Y aunque no se vea directamente como un negocio, en el 2005 se aprobó que todos los estudiantes del país adoptasen el español como segundo idioma, para lo que se estimaba harían falta 200.000 maestros. No sé cuántos maestros españoles hay en Brasil, ni sé cuántos maestros hay en el paro en España, ni sé cuánto gana un maestro en Brasil ni si con eso come, etc., pero bueno, digo yo que será mejor que la cola del INEM. Y que no tiene que suponer irse a vivir a Brasil para siempre.

Y a propósito de maestros, los cinco millones de extranjeros que tenemos en España y que ya he dicho que no creo que quieran irse, al menos tienen una gran ventaja: son jóvenes, cosa que muchos del resto de los españoles no podemos decir. La edad media de los emigrantes es hoy de 34 años. No deberían ser un caso perdido para un gran esfuerzo educativo, las escuelas de noche están vacías y seguro que muchos van a querer aprender cosas y así mejorar su “empleabilidad”, término éste que está empezando a ponerse rápidamente de moda.

White collar helps blue collar helps white collar…, ¡estamos en emergencia!

Ya habrán adivinado que me gusta terminar siempre que puedo con una sonrisa, así que aquí va el un clip de la película “Brazil”, que no tiene nada que ver con lo que hablamos, pero que seguro ayuda a los que se sienten apretados…

What the cynics fail to understand is that the ground has shifted beneath them, that the stale political arguments that have consumed us for so long no longer apply (Lo que los cínicos no entienden es que el suelo se ha movido bajo sus pies, que los argumentos políticos rancios que nos han consumido durante tanto tiempo ya no son válidos). Barack Obama, 20 de enero de 2009.

Bueno, reconozco que el discurso de investidura del presidente Obama está bastante bien. En el mismo Wall Street Journal que lo leo hay un resumen sobre Estados Unidos que es útil para saber de dónde arranca este hombre. Desempleo, 7,2% (11,9% entre la población negra) y más cosas, pero lo que llama mi atención es un comparativo de cifras bajo diferentes presidentes y una tendencia especial: afiliación a sindicatos, 24,5% en 1977, 17% en 1989, 13,6% en 2001, 12,1% en 2007. Un descenso verdaderamente preocupante, supongo que sobre todo para los propios sindicatos.

¿Y cómo estamos en España? Pues la verdad es que no he conseguido enterarme todo lo bien que a mi me gustaría, porque salvo error los sindicatos no dicen ni pío. Ni UGT, ni Comisiones Obreras, ni USO dicen con cuántos afiliados cuentan. El Ministerio de Trabajo e Inmigración, sí que dice, a través de la Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo (2007) que la afiliación total es del 15,8%. No veo datos de años anteriores. Pero sí hay algunas cifras más que son interesantes: en la administración pública la afiliación es del 31,1%, en banca el 32,2%, en actividades sanitarias el 31,5%, en empresas de más de 250 trabajadores el 29,6%. Los jóvenes hasta 24 años pasan del tema, 9,6%, los empleados de pequeñas PYMES de menos de 11 empleados, pasan igualmente, 4,9%.

Perdonen la sopa de porcentajes, pero si se estudian la tabla (www.mtin.es), creo que llegarán a las mismas conclusiones que yo:

1. Los sindicatos en España únicamente representan a algo menos de un trabajador de cada seis.
2. Los afiliados a sindicatos son mayoritariamente personas con empleos históricamente considerados muy seguros, que temen perderlo (funcionarios, empleados de la seguridad social, empleados de banca y empleados de grandes empresas)

La propia UGT traduce el informe del European Trade Union Institute -ETUI- (2005) en el que reconoce la preocupación general por el descenso continuo de las afiliaciones –salvo en Escandinavia por razones específicas-, que en algunos casos es de cerca del 50% en 20 años, tal como en Estados Unidos. En Francia, por ejemplo, la afiliación parece estar ya por debajo del 10%. ¿Las causas? Cito a ETUI:

• En la mayoría de los países, los sindicatos ofrecen relativamente pocos servicios a los desempleados. En consecuencia, la mayoría de los afiliados que se convierten en parados abandonan su afiliación.

• El empleo está cambiando de la industria al sector privado de servicios (en el que las tasas son más bajas).

• Los sindicatos permanecen anclados en el pasado, deben modificar su imagen y tienen que convencer a los afiliados potenciales de que tienen una razón de ser. Las prácticas sindicales son formales y anticuadas y están dominados por personas de mediana edad con imagen asociada fundamentalmente a hombres y empleados en trabajos manuales.

• Al liderazgo sindical a menudo se le considera “desconectado” de la realidad actual de la empresa.

Si por Milton Friedman hubiese sido, los sindicatos habrían simplemente desaparecido. No me atrevo a llegar a tanto, pero sí a exponer mi duda de que la declaración que el Sr. Rodríguez Zapatero firmó el 8 de julio de 2004 con sindicatos y CEOE sobre el “diálogo social” sea justa o factible. Cuando la declaración indica que “es preciso apostar por un modelo de crecimiento económico equilibrado y duradero basado en la mejora de la competitividad de las empresas y en el incremento de la productividad”, debió darse cuenta de que el objetivo de los sindicatos es otro. Por su composición los sindicatos me parecen más un grupo de presión (vale, esto es de Friedman…) de gente con trabajo que quiere salvaguardar todo lo que considera derechos adquiridos, que un colectivo dispuesto a ayudar a resolver los problemas del país, el desempleo sobre todo.

Así que ya puede nuestro presidente ir pensando en otras excusas para no mover ficha.

What the cynics fail to understand is that the ground has shifted beneath them…

Lectura relacionada: Los Mártires de Chicago.

Bueno y si han llegado hasta aquí, se merecen un premio por el ladrillo sindical, así que vamos a pensar que firmar aquella declaración fue…culpa del Cha-cha-chá… ¡a ver si ayuda a que nos animemos!

En sus memorias literarias, Vivir para contarla, el joven Gabriel García Márquez acompaña a su madre a vender su antigua casa en Aracataca, algo más allá de la finca de Macondo, después de cruzar la Ciénaga Grande. Aracataca es un pueblo medio fantasma, después de ser abandonado por la United Fruit Company, que era quien ofrecía, o explotaba, todo el trabajo en la zona. La madre necesita el dinero para la pura subsistencia de la familia, pero se vuelven con las manos vacías, porque allí nadie compra nada…

El Realismo Mágico de García Márquez trae ramalazos de realismo actual: casas que no se venden y desempleo porque una gran compañía, americana además, se ha eximido de su presencia local.

Con Latinoamérica nos unen quinientos años de lazos, idioma y sentir común en muchas cosas. Yo creo que en los últimos veinte o treinta hemos estado en España un poco distraídos y aparte de toreros y cantantes nuestra relación ha sido más económica que otra cosa. Primero de grandes compañías españolas que han ido allí a buscar mercado para sus productos y servicios, Telefónica, BBVA, Banco Santander y así, y luego válvula de escape de muchos emigrantes que han venido a España buscando lo que los españoles buscábamos en Suiza o Argentina hace cincuenta o sesenta años: trabajo.

Hoy estamos juntos, queriendo o sin querer, latinoamericanos y españoles en una situación complicada y que de momento va a peor. Leo que el paro entre los extranjeros en España es del 17,45%. O sea que si son unos cinco millones, largos, más de setecientos mil están ya parados, ya que su tasa de ocupación era cercana al 90%. Sólo el colectivo ecuatoriano, que es el mayor de latinoamericanos suma, en Madrid, más de 550.000 personas. No sé, ni sé si alguien sabe, cómo está arreglándoselas esta gente.

El Ministerio de Trabajo e Inmigración ha puesto en marcha el Plan Retorno ofreciendo ayuda a los que se vuelven a sus países. Pero los emigrantes, que de hacer números de penuria entienden un rato, tienen una cosa clara: que en España, trabajando, obtienen un salario medio equivalente a unos US$ 1.600, mientras en Colombia, por ejemplo, el salario medio es de US$ 209. Y además el trabajo al otro lado tampoco está nada claro. O sea que ni con agua hirviendo… La última cifra que he oído es que 767 inmigrantes se habían acogido al Plan. O que 200 bolivianos al mes se regresan. Cifras insignificantes y un previsible fracaso del intento. La asociación Rumiñahui, que representa a una buena parte de los ecuatorianos en España, opina que se van a atrincherar y aguantar hasta ver si la cosa mejora. Pensemos en las consecuencias.

Nuestros vecinos portugueses andan ocupados en Angola como vía de escape de sus constructoras. España tendría que buscar de forma más activa alianzas locales en países latinoamericanos, aunque haya que estudiar cuáles. Si a los emigrantes que hoy están aquí se les ofrecen proyectos creíbles en sus países estarán mucho más dispuestos a regresar, porque salvo en lo económico es allí donde quieren vivir. La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo bien podría ayudar a organizar cooperativas y armarlas con socios empresariales y tecnología productiva básica, que de ésa tenemos, y seguro que les dan la bienvenida en muchos de esos países. Las empresas españolas, por otra parte, están deseando encontrar proyectos que les den ocupación. Tal vez estamos tan ensimismados contando los parados que no nos da tiempo a pensar otras cosas. Y fíjense, hasta es algo para ponerse de acuerdo con los americanos, los de USA, ahora que nos vamos a llevar bien.

Historia típica: Pablo Yasuma tiene 45 años y es ecuatoriano. Llegó a España hace casi una década, en plena expansión económica, y nunca le faltó trabajo. Ahora, corren malos tiempos. Lleva dos meses sin empleo, sin ingresos y sin subsidio. “Quiero agotar hasta la última posibilidad. Mi familia depende de mi trabajo en España”, dijo emocionado. “Lo que encuentre allá (en Ecuador) va a seguir siendo mucho peor que aquí”

El “toma un billete y vuélvete a casa” no va a funcionar. Esta gente ya está aquí y quiere trabajo. Un frente más…

Termino con un clip de García Márquez: sabiduría latinoamericana.

Y para los que estamos en edad emérita: ¿ustedes han pensado cómo se vive en Cartagena de Indias o así, con una pensioncita de una par de miles de euros? Pues yo creo que como un premio Nobel, o casi… ¡hasta me lo voy a pensar!

Supongo que los nubarrones negros de ahí encima nos habrán hecho pensar a alguno en lo de pedir en el metro… Yo siempre recuerdo una pequeña historia de la Novela de Tres Centavos, de Bertolt Brecht. A Fewkoombey, el soldado que vuelve cojo de de la Guerra de los Boers, le encarga Macheath (“Macky Navaja”) la tarea de alimentar a los perros de los mendigos. La ocupación es sencilla pero delicada: tiene que darles de comer lo suficiente para que no se mueran pero no demasiado, no sea que engorden y dejen de inspirar compasión. Como el trabajo le ocupa poco tiempo, pasa el resto del día leyendo medio tomo de una enciclopedia, de ésas de muchos, que le regala una vecina. El resultado es que después de algunos meses lo sabe todo sobre la letra “M”… pero absolutamente nada del resto del mundo del conocimiento.

Fewkoombey tiene la curiosidad y la pasión por aprender, pero carece de los medios. Nuestros jóvenes de hoy, y los menos jóvenes también, lo tienen todo a su disposición para aprender cuanto quieran. Sólo hace falta curiosidad y pasión por el aprendizaje.

Hay una cosa que los acontecimientos recientes nos están haciendo olvidar. Aparte de la crisis inmobiliaria y de la crisis internacional, nos acompaña una realidad que ha pasado a segundo término mediático pero está ahí, que es el fenómeno de la globalización de la producción y los servicios. Podemos confiar en que las crisis pasarán. Pero también podemos estar seguros que la globalización seguirá hacia delante.

Ninguno de los problemas que estamos viendo son consecuencia de un único factor, todos lo son de una mezcla. La globalización es parte de esa mezcla. Cuando los trabajadores de General Motors en Zaragoza se manifiestan porque ven su trabajo en peligro, detrás estará la crisis de liquidez o la crisis internacional de confianza, pero sobre todo está la globalización. Lleva años impactando sobre el sistema económico mundial sin que muchas economías occidentales estemos haciendo lo suficiente, o algo, para acomodar nuestra sociedad a esa nueva situación.

Mi manual de cabecera sobre el tema es el libro The World is Flat (2006) de Thomas Friedman. El autor, que ha ganado tres premios Pulitzer, desgrana en su libro los fundamentos de la globalización y sus propuestas para que Estados Unidos no pierda su liderazgo económico. La mayoría de sus razonamientos son directamente trasladables a nuestro país. En cifras de Friedman, China tenía en 1990 unos 375 millones de personas en situación de pobreza extrema. En 2001 eran 212 millones. En 2015 se espera que sean sólo 16 millones. Ese incremento de nivel de vida, basado sobre todo en una revolución educativa, no es sólo consecuencia de crear más riqueza, lo es también de drenarla de otros países. Léase crisis de General Motors, léase manifestación de Zaragoza.

Manifestarse con pancartas no va a crear empleo (supongo que los sindicatos no leen estas cosas). Hay que buscar más soluciones y creo que deben de ser del tipo de “qué hago yo, mientras por ahí arriba piensan en qué hacen”. La sociedad completa tiene que hacer un ejercicio de introspección y analizar qué cosas tienen que cambiar si queremos defender nuestro nivel de vida.

Nuestra mayor esperanza debe estar también en la educación. Me resulta de máximo interés la ecuación que propone Friedman: CQ, cociente de curiosidad + PQ, cociente de pasión por el aprendizaje > IQ, cociente intelectual. La suma de la curiosidad y la pasión por el aprendizaje es mayor que el propio cociente intelectual. El mayor efecto positivo de la revolución tecnológica que estamos viviendo es que prácticamente todo el que quiera tiene acceso a una ventanita como ésta sobre la que usted y yo escribimos y leemos, que se abre sobre el universo del conocimiento. Detrás de esta pantalla está TODO. Pero hay que tener curiosidad y pasión por aprender, y eso es lo que tenemos que imbuir en nuestros hijos, nietos, compañeros, empleados, amigos. La mejor ocupación mientras escampa es prepararnos para la post-crisis, aprendiendo y ayudando a aprender.

Y como he empezado con Brecht, aprovecho para incluir un clip de The Ballad of the Pimp de The Three Penny Opera, con Alan Cumming y Cyndi Lauper (53 años… para los que se lo pregunten). El Tony Award que recibió me permite publicarlo pese a su contenido un poco subido de tono para un blog supuestamente económico. ¡A ver si ayuda a animarnos!

P.S. Ya sé que hoy tocaba hablar de Obama. Su discurso ha sonado bien, pero me he inclino por la indicación bíblica: «por sus hechos los conoceréis».

A riesgo de marear a la infantería perdonen que empiece otra vez con barcos. Ya sé que el martes nos lo pasamos achicando agua, pero es que no me resisto a hablar de este tema antes de que se derrita la nieve de ahí fuera.

Atrapados en el Hielo no es una traducción exacta del título del libro The Endurance, que lo que realmente quiere decir es resistencia, perseverancia o mejor, la capacidad de las personas de aguantar el sufrimiento durante largo tiempo. El Endurance era uno de los barcos de la expedición de Ernest Shackleton al Polo Sur. El barco quedó atrapado en el Mar de Weddell el 18 de enero de 1915 y meses después la presión del hielo lo destruyó por lo que la expedición tuvo que abandonarlo. Padecieron toda suerte de penalidades, incluyendo una travesía de 1.300 kilómetros de Shackleton y otros cinco hombres a través del Océano Antártico en un bote de siete metros. La odisea duró más de año y medio y la tripulación, completa, consiguió salvarse. Carne de foca para desayunar, carne de foca para la cena…

Aunque Amundsen fue quien finalmente alcanzó el Polo Sur y Scott pereció en el intento, es el nombre de Shackleton el que ha quedado ligado a todo lo que endurance significa. Y su capacidad para conducir a los 27 tripulantes del barco a la salvación, como uno de los ejemplos más claros de liderazgo de todo el siglo XX. En todo momento la tripulación de ese viaje, que está bien documentado y fotografiado, estuvo convencida de que su líder les conduciría a la salvación.

Creo que en la clase política española, sobre la que he venido esquivando hablar porque opino que sobre ello gastamos energía en exceso, hay una buena proporción de personas que viven en una burbuja de influencias y fontanería interna de sus propios partidos. Junto con las continuas descalificaciones mutuas entre miembros de diferentes partidos, son cosas que no nos conciernen al común de los ciudadanos. A mi personalmente no sólo no me conciernen, sino que me producen profundo fastidio.

Lo que pasa es que sí que me concierne cómo vamos a salir de esta crisis en que nos hemos metido. Y creo que sin acciones decididas de gobierno, de las que en mi anterior artículo he dado mi propia lista, no va a ser posible arreglar esto. CON acciones decididas creo que vamos a tardar algunos años en los que va a haber que exigir sacrificios impopulares. Y para ello hace falta un líder.

Energía desbordante, capacidad de trabajo sin límites, dominio de la lengua hablada y escrita, intuiciones brillantes, pensamiento estratégico, valor personal, determinación y resolución, orientación a la acción ejecutiva, fidelidad personal, tolerancia a la impopularidad, inteligencia aguda e ingeniosa, sentido del humor, autoconfianza ciega… tales fueron las virtudes de Winston Churchill como líder, profusamente estudiadas por la capacidad que demostró de que su país entero le siguiese sin rechistar durante la Segunda Guerra Mundial.

Las circunstancias de la España de hoy carecen sin duda del dramatismo de aquéllas en las que Shackleton o Churchill demostraron su liderazgo. Pero cuando todos tenemos la sospecha de que hoy han perdido su trabajo dos o tres mil personas como mínimo, el que mande tiene que demostrarme que es capaz de rescatarnos, porque si no me voy a temer, como se está temiendo medio país, que yo mismo estoy en el lote de los tres mil siguientes, lo que no hará sino empeorar las cosas.

Y luego vienen los cabreos menores, las cincuenta o sesenta mil personas “atrapadas en el hielo” de Barajas la semana pasada, por ejemplo. El líder tendrá que saber de qué gestores se rodea, que los gestores son mucho más abundantes que los líderes –y los malos gestores muchísimo más-, y los problemillas de Economía, Fomento, Justicia, Empleo, Educación y otras cosas menores se resuelven quitando a un mal gestor y poniendo uno bueno, trial and error, que es lo que pasa en las empresas normales. A propósito de gestores, en la expedición de Shackleton, dieciocho meses después de quedarse atascados seguían teniendo cosas como cerillas… lo que me hace pensar que les podríamos mandar su viejo manual de gestión a la gente del aeropuerto…

Aunque hay un problema no tan menor, que es la progresiva división de nuestros intereses comunes como nación, una cometa a la que cada vez se le da más hilo.

Pero el problema de verdad es: ¿Dónde está el líder?

Lecturas recomendadas, para los que gusten del liderazgo antártico: The Endurance, Caroline Alexander; An Unsung Hero -Tom Crean, Antartic Survivor-, Michael Smith

Iba a titular este artículo “La Isla de la Desolación” por utilizar una parte del argumento del libro de Patrick O’Brian, pero luego he pensado que bastante desolación hay ahí fuera para encima andar hurgando en la herida.

Así que en su lugar he preferido usar el passacalle de Boccherini del final de la película Master and Commander. Este pequeño quintettino para cuerda de 1780 inspira todo lo contrario a desolación: alegría, bienestar, serenidad, confianza, esperanza… Mucho de lo que nos está haciendo falta a los españoles en estos primeros días del 2009. ¡Que nos ayuden a subir la moral!

«Navegué en la fragata Leopard a las órdenes de Jack Aubrey, a principios del siglo XIX. Hacia la Antártida nos empujó la batalla contra un barco holandés mejor armado que nosotros y, medio desarbolados, chocamos contra un iceberg que nos abrió una seria vía de agua bajo la línea de flotación. Días de agobio y división, pero nuestro capitán conservó la calma, nos contó lo difícil de nuestra situación y su mayor preocupación fue mantener siempre el rumbo para llevarnos a un puerto seguro. Al tiempo que nos hacía achicar agua al menos tan deprisa como entraba en el barco, día y noche. Entonces entendí la insistencia en que los oficiales aprendieran a manejar el sextante con pericia y la vigilancia constante del nivel de agua en la sentina. ¡Acabamos exhaustos, pero nos salvamos! Y tengo suerte de estarlo contando…»

En España tenemos hoy un problema: sólo achicamos agua. El capitán no sabe qué rumbo tomar para llegar a puerto y reparar los daños. Y como no sabe, él y sus oficiales se han puesto también a achicar agua con los marineros y han abandonado el sextante (o GPS) y el timón. Y así estamos, cada día más cansados y sin saber adónde vamos. Las mujeres y los niños primero…

Como marinero raso, mientras achico agua por la noche, pienso en las cosas que el capitán tendría que resolver, si no quiere que le monten el Mutiny on the Bounty:

1. Trabajo: liberalizar el mercado de trabajo y abaratar costes sociales, única manera de que las empresas aumenten las contrataciones.
2. Agua: conseguir el equilibrio hidrográfico de España, con criterios estrictamente técnicos y económicos, por encima de intereses nacionalistas.
3. Energía: mejorar la independencia energética. El lobo de Gazprom ha enseñado las orejas. Hay otros lobos. La energía nuclear es la única defensa.
4. Educación: exigir rendimiento, formar profesorado, invertir, aumentar titulados técnicos, mejorar la formación profesional de grados bajo y medio. Impulsar la enseñanza del inglés.
5. Burocracia: reducir los trámites para todo, especialmente para la formación de empresas.
6. Administración pública: reducir el peso de la administración pública y el número de funcionarios. Replantear el sistema autonómico. Eliminar o privatizar televisiones y otras empresas públicas.
7. Inversión del estado: en proyectos de efecto multiplicador, apuesta decidida por el tráfico ferroviario de mercancías, puertos, distribución de agua, energía e internacionalización.
8. Tecnología: mejorar la infraestructura tecnológica de la administración en áreas como la justicia y la sanidad. Obligar a mejorar la entrega de banda ancha. Formación para empresas y particulares.
9. Fiscalidad: conseguido el adelgazamiento de la administración pública y de la burocracia, reducción de impuestos y costes sociales para empresas y familias.
10. Pensiones: asegurar las pensiones para las personas más desfavorecidas, iniciar un sistema de capitalización complementario al actual de reparto, mejorar la fiscalidad de las pensiones privadas.
11. Finanzas: mejorar el acceso al crédito para familias y empresas. Incentivos para la financiación de proyectos innovadores o exportadores. Planificar el desapalancamiento externo del sistema financiero. Despolitizar y cambiar el régimen jurídico de las cajas de ahorros. Mejorar la supervisión de los mercados.
12. Inmobiliario: ampliar el mercado de alquiler de inmuebles modificando la ley de arrendamientos para incentivar a los propietarios. Replantear el urbanismo para abaratar el precio del suelo y proteger el medio ambiente.

Convénzame el capitán de que está dispuesto a enfrentarse a todas estas cosas y alguna más que seguro me estoy dejando. Póngame plazo. Soy un marinero viejo, pero si estoy convencido de que sabe el rumbo estoy dispuesto a seguir dando vueltas al torno de la bomba de achique mientras me queden fuerzas. Y si no me convence… bueno pues si no me convence, me quedan dos salidas, conseguir una balsa y tirarme por la borda, o invitar a que hagamos lo mismo con el capitán y los oficiales…

Si no achicas agua, te hundes. Pero si no sabes hacia dónde navegas, no puedes llegar a puerto y más pronto o más tarde te ahogas.

Mientras tanto, aquí va el passacalle, a ver si ayuda algo a dejar atrás la tormenta.

William: ¡beat to quarters!

En Busca del Fuego (1982) es una de esas películas que no pierden interés con el paso de los años. Jean Jacques Annaud, junto con Desmond Morris (El Mono Desnudo) y Anthony Burgess (La Naranja Mecánica) que le ayudaron a a estructurar el lenguaje de la película, desarrollaron, salvo por un cierto anacronismo, una historia creíble del paleolítico, sobre el enfrentamiento de Homo Sapiens y Neanderthales, con el afán sobre todo de disponer de fuego, base de la supervivencia de la época. ¡Lo que hubieran dado por un encendedor Bic…!

Ochenta o cien mil años cinematográficos más tarde, ya tenemos afortunadamente resuelto lo del fuego. Ahora nos queda lo del agua… Sapiens y Neanderthales siguen sin entenderse, cosas del lenguaje.

Agua y erosión, poco de lo uno o mucho de la otra, y la consiguiente desertización de una parte importante de nuestro territorio, están entre las cuestiones de más calado en el desarrollo económico a largo plazo de nuestro país. Estamos tan preocupados por el corto plazo, que estas cosas de tránsito secular nos dejan un poco indiferentes. Nos acordamos del cambio climático cuando nos muestran imágenes de algún iceberg gigante desprendido de las zonas polares o nos visita Al Gore. O cuando nos tocan el bolsillo, porque de repente nos cuentan que la emisión de CO2 en España ha crecido un 50% desde 1990 y como consecuencia tenemos que comprar derechos de emisión para compensar nuestros excesos. ¿No éramos nosotros del bando ecologista?

No es fácil hablar de agua ni de química o dinámica de suelos. Lo primero, desgraciadamente, se ha convertido en un tema esencialmente político, ante lo que al ciudadano medio está impotente. Lo segundo está limitado a ingenieros agrónomos o forestales y científicos varios. En la práctica, 80.000 km2 del territorio español, incluyendo grandes zonas de Alicante, Murcia, Almería o Las Palmas, tienen riesgo alto o muy alto de desertización. No hay más que mirar por la ventanilla cuando vamos a la playa para darnos cuenta.

Intuyo que si trabajásemos para mejorar la distribución del agua y frenar la destrucción de suelos de nuestros montes y la desertización amenazante, nuestra economía mejoraría en el largo plazo y probablemente no tendríamos que recurrir a la hipocresía de comprar derechos de emisión. Pero como digo, eso son políticas de largo plazo, que a pocos interesan. ¿Cuántos españoles, incluidas administraciones regionales y locales, conocen las obligaciones y posibilidades del Plan Forestal Español 2002-2032? ¿Alguien ha oído hablar del PAND, Programa de Acción Nacional contra la Desertificación? “La historia demuestra que las crisis pueden ofrecer enormes oportunidades estratégicas”. ¿Será el momento de mirar a nuestros montes y campos?

Las tierras arables en España han disminuido un 12% en veinticinco años. Los pueblos se vacían. España ha visto reducida su fuerza laboral agrícola a poco más de un millón de personas, cubriendo las necesidades de mano de obra con marroquíes, subsaharianos y latinoamericanos. Se está abusando del cultivo bajo plástico y las grandes fincas de olivo y viña en pendientes excesivas han hecho un daño que hay que detener. Francia ha reducido su población rural todavía más y hoy ocupamos casi un 50% más de personas en el campo que nuestros vecinos. Y sin embargo Francia exporta productos agropecuarios por el doble de valor que el de España. Ello quiere decir que la productividad agropecuaria de España, por no ser excepción, tampoco debe ser buena. Pero también debe querer decir que podríamos ser capaces de mejorarla. Ello sólo se conseguirá con una decidida actuación de vuelta y apoyo al medio rural, que las autoridades harían bien en fomentar.

El proceso de urbanización y la creciente concentración de nuestros problemas e inquietudes en el medio urbano, en la congestión de tráfico, las emisiones de CO2, la carestía de la vivienda, no debería hacer perder de vista las oportunidades que habrá que encontrar lejos de la ciudad. Y de rebote deberíamos mejorar los problemas de erosión y desertización si sabemos y queremos reconstruir el equilibrio clima-suelo-vegetación-hombre. Sobra espacio. Falta agua.

Porque si no lo hacemos, yo creo que mirando a España como miramos hoy a aquellos Homos Sapiens del principio, dentro de unos cuantos miles de años unos arqueólogos excavarán y encontrarán nuestras necrópolis y de ahí intentarán deducir como vivíamos los Homos Urbanus de aquel desierto. Aunque me hace sonreír por anticipado lo que les va a costar entender lo de las placas solares encima de los nichos…

P.S. Ya están los japoneses copiándonos las ideas…:

opinion_13_japon_japon_parados_trabajar_campo.html

¿Cree usted que España se beneficiaría de una mejor distribución del agua?
( polls)

Anuns brescia lavoro part time
lavoro a brescia

La película Modern Times se estrenó en 1936 y por ella el director del FBI le abrió a Chaplin una investigación, al interpretarla como un ataque al capitalismo. El pensamiento que él mismo calificó de “no conformista” llevó a Chaplin años después a bastantes problemas con el HUAC, House of Un-American Activities Comittee, que dirigió el senador Joseph McCarthy, que de hecho le prohibió la entrada en Estados Unidos. Eran los tiempos de la Gran Depresión, Roosevelt había llegado al poder en 1932 y se vivía en pleno New Deal: más dinero del estado, controles bancarios para evitar otro crack bursátil…

La parodia, pese a la genialidad de Chaplin, no hace justicia al desarrollo de la industria americana culpando, al menos en parte, al sistema productivo de la crisis que se vivía. En 1914 Henry Ford había introducido la producción en cadena, inspirada en el sistema de los mataderos de reses, en su fábricación del modelo “T”. Consiguió así multiplicar la productividad, rebajar el precio de sus coches a menos de la mitad y empezó la gran revolución del automóvil. Su sistema de organización del trabajo, que dio en llamarse Fordism, es junto con las teorías de la organización científica del trabajo de Taylor, el principio de los grandes avances de la producción industrial del siglo XX.

Pues bien, todo ello se basa en una fuerza laboral dispuesta a asumir su rol productivo, repetitivo, disciplinado, de trabajo en equipo en el que nadie puede abandonar su puesto. Criticable por cuanto supone de alienación, pero también la forma principal durante muchos años de avance económico y de abaratamiento de la producción. La cinta transportadora es la forma más simple de percibir la productividad.

En España la cinta trasportadora va MUY despacio. Pensamos que trabajamos muchas horas, pero casi un 40% del tiempo que pasamos en el trabajo, según Proudfoot Consulting, se pierde. Nuestra productividad es el 70% de la de los trabajadores americanos, que aparte trabajan más horas que nosotros. El Global Productivity Report 2008 de Proudfoot, toma a España como uno de los 12 países objeto de encuesta. ¿Cuáles son según el estudio las causas de la baja productividad en España?: problemas en la comunicación interna y resistencia para adaptarse al cambio y carencias de formación de la fuerza laboral.

Si vamos resolviendo la parte laboral, que nos toca, tendremos fuerza moral para exigir a las autoridades que se ocupen de todo lo que hace falta, cuando lo entiendan y quieran. Cito al profesor Cuadrado Roura: la productividad es el fruto complejo de muchos factores como la flexibilidad del mercado laboral, la des-regulación de los servicios, la limitación de la intervención del Estado en la economía, la protección a la libre competencia, la incorporación de nuevas tecnologías y la innovación en procesos y productos, la inversión en capital humano y en formación profesional, la modernización de la Administración y la incorporación de mejoras y más competencia en varios sectores que directa e indirectamente perjudican la eficiencia e incrementan los costes de otros, como el transporte e infraestructuras, como puertos, ferrocarril de mercancías y aeropuertos.

¿Por qué no toma el gobierno más medidas para mejorar la productividad de la economía española?
( surveys)

Es probable que pese a que le rechine la máquina a Chaplin no haya más remedio que aumentar la velocidad de la correa trasportadora y que nos tengamos que adaptar. Nos regodeamos de “lo bien que se vive en España”, pero nos hemos ido cargando de costumbres laborales, de pequeño efecto individual pero grande en su conjunto, que tal vez tendremos que revisar, desde los puentes a los horarios descoordinados, desde el café –o almuerzo completo- y cigarrillo/s de media mañana al tiempo de comida más largo de la cuenta, de la jornada intensiva al parón veraniego, de las semanas festivas al absentismo creciente. En todo ello hay que poner orden, sin hablar de las tardes de toros o las noches de marcha… Me temo que es o eso, más todo lo anterior, o cada vez nos va a hacer falta una cartera más pequeña. ¡A ver esos buenos propósitos!

Mientras tanto, como es el primer día de un nuevo año, enfrentémonos al futuro con una sonrisa. Así que aquí va “Smile”, el tema de Tiempos Modernos, ¡por Michael Jackson! y otro “Smile” por Lois Mahalia, una bonita propina fortuita.

¡Feliz Año Nuevo!

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