[Septiembre 2012] El Hombre que Compró un Automóvil, Wenceslao Fernández Flórez [1932, 160p]. Fernández Flórez fue uno de los escritores favoritos de mi padre. Sintonizaban en una mezcla indisoluble de humorismo y pesimismo que hay que saber detectar. Fernández Flórez, novelista y periodista, escribió a menudo entreverando política y ficción, pero lo he releído ahora en busca de otro tema casi tan o más transcendente que la política: el automóvil.
Pese a estar escrita hace ochenta años, Fernández Flórez tuvo la visión de hacia dónde nos llevaría el automóvil. Su “Colofón Fantástico”, bien podría ser el fundamento del alter-ego maligno de los personajes de “Cars” de Pixar. Creo que la realidad está más próxima a ese Colofón que a “Cars”.
“El Hombre que Compró un Automóvil”, está escrita en tono de humor, ingenuo en apariencia, pero con fondo de crítica social en temas como la escasez de vivienda o poca calidad de la construcción o la relación entre empresarios y trabajadores. Y premonitorio de un futuro automotriz que en mucho ha resultado realidad.
Pese a la calidad intrínseca del autor, el libro resulta un poco leve en cuando a definición de personajes, incluyendo a su protagonista Jorge Díaz, aunque se argumenta que el libro es pseudo-autobiográfico.
Lectura debida para quienes gusten del humor español (Gila, por ejemplo, asoma en la descripción del piso del protagonista) y para interesados en el futuro del automóvil. Y porque del autor de «El Bosque Animado» siempre hay algo que vale la pena en todo libro.
2 comentarios
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diciembre 17, 2013 a 1:05 AM
Patricia Veiret
Hola, veo que has leído a Fernández Flórez, y a mí me gustaría saber si sabes a qué libro pertenece la siguiente escena:
uno que se muere de hambre y recibe un aviso del banco que hay un dinero a su favor de parte de una tía suya, pega brinco de la cama que la misma debilidad le retenía, y va derecho al banco, relamiendo ya la paella, mas llega cuando el cajero acaba de cerrar la caja y él le suplica que la abra y no lo consigue, se desespera pero no lo consigue; el cajero, todo acongojado, le dice: «ya son la una, no puedo abrirla».
Pensaba que era del «Malvado Carabel» pero no.
enero 5, 2014 a 7:39 PM
Zano
Hola Patricia. Me pica la curiosidad… pero no consigo adivinar. ¿No tendrás el nombre de algún personaje alrededor de ese trocito de trama…?