Eric Williams, en el centro, con sus compañeros de escapada

Eric Williams, centro, junto a sus dos compañeros de escapada

[Nov. 2013] Dragoman Pass, Eric Williams [1959, 247p] Siento ponerle a esta novela una nota que se puede resumir en dos palabras: “dejar estar”. Dragoman Pass es una especie de cuaderno de viaje aventurero de una pareja de escritores británicos, él el propio Williams, por Rumania y Bulgaria, en la época, final de los cincuenta, en que el telón de acero era todavía sólido y pesado. Tuve la suerte de cruzar a Berlín Oriental en 1963, sólo cuatro años después de escrita esta novela, y he simpatizado con algunas de las dificultades con las autoridades que protagonizan. Los países de Europa del Este, o sus gobiernos y servidores, eran en aquel entonces burocráticos, policiales, desconfiados y grises. La novela retrata ese panorama con bastante fidelidad, hasta donde alcanza lo que yo entiendo, pero le falta profundidad en casi todos los demás frentes. Ni la descripción de la vida cotidiana de sus gentes, ni el paisaje, ni los personajes, ni la trama, tienen interés ni ritmo.

Pero al terminar me he puesto a investigar sobre este hombre, Eric Williams, para encontrarme con que sí tiene un libro interesante: “Wooden Horse”, en que cuenta su propia experiencia como prisionero de guerra. Williams fue piloto de la RAF, lo derribaron en 1942 sobre Alemania y acabó en el campo “Stalag Luft III” para aviadores, con la más alta seguridad y custodiado por la propia Luftwaffe. Del mismo escapó junto con otros dos compañeros, a través de un túnel bajo las alambradas, consiguiendo al final llegar de regreso a Inglaterra. La idea genial de Williams, en la realidad, fue que la boca del túnel estuviese en el propio patio, la distancia más corta hasta la valla, oculta bajo un plinton de gimnasia (en inglés “wooden horse” o “caballo de madera” y de ahí la asociación del título con el Caballo de Troya). Otros prisioneros se ocupaban de mantenerlo en el sitio, saltando constantemente. El “excavador” era llevado cada día oculto en el propio plinton, colgando debajo, y la tierra excavada, así como el agujero, se camuflaba al final del día con el resto de tierra del patio. Se trata de una de las evasiones más famosas de la II Guerra Mundial y como tal ha sido presentada en el Imperial War Museum de Londres. ¿Les suena la historia? Seguro que sí, no sólo porque “Wooden Horse” fue llevada al cine en 1950, sino por otra gran película de túneles, “La Gran Evasión” de 1963, con Steve McQueen, por cierto basada en el mismo campo de prisioneros, Stalag Luft, aunque en otra sección. Una de las grandes diferencias entre las dos escapadas es que en la de Williams huyeron tres y los tres sobrevivieron, y en la de McQueen lo intentaron setenta y seis y sólo tres tuvieron éxito.

En suma, que efectivamente me he equivocado de libro. Ahora me va a tocar leer otra novela de Williams. O a lo mejor busco la primera película, ya veré. Williams, nacido en 1911, murió en 1983. Aquí les dejo enlaces de ambas aventuras, la primera (1943) y la segunda (1944).

Y un reportaje de la BBC, que está interesante, por si les derriban en territorio enemigo.

No sé por qué me he metido hoy en tanto túnel…