John Irving[Sep. 2014] A Prayer for Owen Meany, John Irving [1989, 720 p.] Historia de amistad entre dos chicos, John Wheelwright y Owen Meany, a lo largo de varios años, de niñez a juventud. El uno no conoce a su padre y queda huérfano de madre por un malhadado accidente que causa Owen. Éste, un chico de talla diminuta y por ello objeto de burlas en el colegio, que resiste estoicamente porque se cree instrumento de Dios. En sus años juntos, John siempre intrigado por los presuntos poderes de Owen, se apoyan mutuamente, primero en el colegio y luego en la universidad, mientras va trascendiendo que Owen, pese a su físico, es el fuerte y seguro de sí mismo, el que se lleva las chicas mientras John se encierra en su timidez o circunspección. Intentan descubrir quién es el padre de John y la historia oculta de la madre -de la que Owen está prendado- mientras debaten sobre la guerra de Vietnam, que es el trasfondo y sobre la rebeldía y la superación. Al final Owen se alista y John elude hacerlo y acaba viviendo como exiliado. Desde Toronto rememora buena parte de lo que va contando la novela en uno de sus tiempos de narración. En el otro, John habla sobre sus sentimientos y vida actual en Canadá, una parte que me ha resultado más o menos insípida. Todo algo melancólico, aunque con algo de buen humor.

John Irving es también el autor de “Las Normas de la Casa de la Sidra”, que creo que refleja bastante el estilo de personajes del autor.  Y en este libro que ahora comento se inspiró “El Inolvidable Simon Birch”, aunque parece que a Irving no le satisfizo demasiado. Dijo que “A Prayer for Owen Meany” no se podía adaptar al cine, cosa que me parece cierta.

He leído luego que “A Prayer for Owen Meany” y “El Tambor de Hojalata” tienen un cierto paralelismo. Dicen que Irving es un gran admirador de Grass y que el hecho de que Owen Meany y Oskar Matzerath compartan iniciales es su reconocimiento. Tampoco lo sé. Leí “El Tambor de Hojalata” hace ya años y sí recuerdo que me gustó mucho, pero no he visto rastro de ello en Irving, la verdad. Seguro que mi falta de sensibilidad.

Pero me sirve para regresar a Grass. En un alarde de optimismo lingüístico me lo compré en alemán –Die Blechtrommel- pero me resultó misión imposible. Aquí lo estoy mirando a ver si cuando me jubile de verdad…

Me ha costado escribir estas líneas porque confieso que no tengo claro cuánto me ha gustado este libro. Seguro que bien escrito, pero posiblemente la mezcla de idioma y argumento me han superado un poco. Es un libro lento y algo repetitivo y, con setecientas y pico páginas, me parece un poco largo para su fondo, aunque posiblemente la intención sea que disfrutemos con los detalles más que la trama. En fin, no sé.