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Una mañana temprana del invierno de 1984 tomé un avioncito Short, un 330 o un Skyvan, no recuerdo bien, pero en cualquier caso una especie de caja de zapatos con alas, para volar desde Luton, al norte de Londres, hasta Rotterdam. Hacía mal tiempo y llovía. El tamaño del avión me pareció escasillo para lo de cruzar el Mar del Norte, pero yo era ya para entonces un aeronauta curtido y los aviones nunca me han inquietado. Despegamos dando tumbos. Cuando tomamos altura aquello se convirtió en una batidora. Al rato y de repente… ¡crack!: chispazo y nos quedamos a oscuras, sobrevolando el mar gris en medio de la tormenta. La azafata salió de la cabina del piloto para anunciarnos viva voce que no nos preocupáramos, que «todo el problema era que nos había golpeado un rayo y nos habíamos quedado sin electrónica”. Sin radar por ejemplo. Así que el piloto daba la vuelta y nos volvíamos a Luton, y que ya que no teníamos radar, cuando estuviéramos sobre tierra seguiríamos una carretera que nos mostrara el camino de regreso al aeropuerto. Siempre me había preguntado hasta entonces el por qué los aviones llevan faros. Total que aterrizamos, entre camiones de bomberos, nos bajamos, nos ofrecieron otro avión, me monté y nos fuimos a Rotterdam, también con tumbos pero esta vez con éxito.

No negaré que sudé frío. Uno piensa cosas en esos momentos. Pero al mismo tiempo creo que es bueno conservar la calma, como el piloto debió hacer.

Ahora estamos un poco así. Dando tumbos, a oscuras y sin radar. Y vuelvo a sudar frío, Lee el resto de esta entrada »

Me llamo Jorge y no soy alcohólico. Y tampoco soy abstemio. Pero he llegado hasta hoy sin pasar la raya roja y creo que ya no la voy a pasar. Otros no tendrán esa, digamos suerte.

Hace un par de años que tengo entre mis papeles la publicación Planning, Managing and Policing Hospitality Zones, A Practical Guide, del Responsible Hospitality Institute. En castizo: cómo controlar el “botellón”. Se trata de un trabajo realizado con el no sorprendente respaldo de Diageo.

El negocio del alcohol a nivel mundial es enorme y las cifras para 2008 de las dos empresas en la cumbre de su particular ranking así lo reflejan:

• La británica Diageo, facturación £ 10.643 millones (€ 11.696 millones), beneficio neto £ 1.597 millones (€ 1.755 millones).

• La francesa Pernod Ricard, facturación € 7.203 millones, beneficio neto € 1.846 millones.

Más rentable la francesa, que ha duplicado su facturación en cinco años y le va ganando terreno a los ingleses, pero en cualquier caso ambas negociazos con pinta de estar aguantando bien la crisis.

¿Y por qué una empresa como Diageo se mete a subvencionar un estudio sobre el control de las zonas de consumo nocturno de alcohol? Pues yo creo que simplemente porque sabe que si la relación entre alcohol y juventud se va de la mano, les puede repercutir negativamente con legislaciones más restrictivas, mala prensa o carga fiscal creciente. Promueven, en definitiva, lo que dan en denominar “consumo responsable”.

Pues en España sí que se nos está yendo de la mano, definitivamente. Lo del “consumo responsable” lo tiene la juventud poco claro entre promoción publicitaria y otras influencias grupales, así que va a haber que enfrentarse al problema con pragmatismo y sin pretender eliminarlo de golpe. Habrá que controlarlo y poco a poco, erosionar su prevalencia actual. Eventos como el FIB Heineken de Benicassim que atrae a 200.000 jóvenes o el Monegros Desert Festival -40.000- llevan patrocinios de cervezas, vodka o whisky que tal vez no tendrá que llevar a prohibirlos, pero sí a buscar cómo se reconduce la imagen pareja de alcohol y diversión. O sea que además de basureros del día después deberíamos enviar a psicólogos y sociólogos a buscar causas y proponer soluciones. Y entre otras, que los chavales se recojan su basura, digo yo.

España es uno de los grandes consumidores mundiales de alcohol, con 11.68 litros de alcohol puro por persona mayor de 15 años (2003) y sin duda el alcohol está detrás de muchas cuestiones, como la enfermedad y el absentismo laboral, de grave incidencia económica. Es causa del 7,4% de las muertes en la Unión Europea, muchas tempranas, con accidentes de tráfico incluidos y está en el trasfondo de problemas tales como la violencia doméstica o la desestructuración familiar.

Pero creo que la línea que resulta más urgente perseguir es la eliminación del alcoholismo juvenil, en un marco de hedonismo escapista que en nuestro caso está preocupantemente unido al fracaso escolar, al 42% de desempleo entre los jóvenes y al bajo rendimiento académico.

“Todos los niños y adolescentes tienen derecho a crecer en un medio ambiente protegido de las consecuencias negativas asociadas al consumo de alcohol y, en la medida de lo posible, de la promoción de bebidas alcohólicas”. El párrafo forma parte de la Carta Europea sobre el Alcohol que expone las conclusiones de la Conferencia Europea Sobre Salud, Sociedad y Alcohol, que se celebró en París en diciembre de 1995. Me temo que si los chicos sevillanos supieran de la existencia de esa conferencia ya hilarían alguna expresión sobre París y el Arco del Triunfo…

Esto parece más sano, aunque no sé bien cómo acaba el día

Esto parece más sano, aunque no sé bien cómo acaba el día

Sobre el Vertical Drinking: a) De pie se bebe más (sencillo, no hay donde dejar el vaso y uno lo vacía más rápido). b) La música de alto volumen favorece la bebida (no puedo hablar…luego bebo).

Y atención a Internet: “Amigo Lobo, este festival se celebra en toda la red las noches de luna llena y cualquiera con una conexión puede introducirse en cada concierto, interactuar con el grupo desde su guarida…y aullar al ritmo de los mejores grupos”. Internative Festival. Patrocina Vodka Eristoff. Cosas de chiquillos, uno piensa, pero el vodka sin duda no lo es.

image_statistics_how_to_lie2Hace unos meses estuve curioseando sobre las temperaturas medias, máximas y mínimas de las ciudades costeras españolas para ver de establecer una relación con el turismo. Me asaltó la duda cuando estudiaba la llamada Costa Tropical, que ya saben es la costa de Granada (Motril, Salobreña, Almuñécar, La Herradura). Las temperaturas para Granada son las de la estación de toma de datos del aeropuerto de Granada, que está a 570 metros de altitud, y cuando comprobé que me daba una temperatura mínima extrema de -14,2º, bajo cero, para el mes de enero (16-1-87) comprendí que no me iba a servir, que nadie se iba a creer aquello de “Costa Tropical”. Así que llamé a la Agencia Estatal de Meteorología, desde donde amablemente me explicaron que efectivamente era el caso que en Granada los datos provinciales eran los de su aeropuerto, muy distintos de los de buena parte de la provincia. Pero que no había otros.

Es uno de los problemas de la Estadística, la falta de información. Lee el resto de esta entrada »

1º de mayo. El Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional de 1889 instituye la fecha como jornada de lucha reivindicativa de los derechos de los trabajadores y recuerdo de unos mártires de los que no sé cuántos se acuerdan: Engel, Fischer, Parsons, Linng, Spies. Tres periodistas, un carpintero y un tipógrafo. Cuatro alemanes y un estadounidense. Fueron ahorcados en Chicago el 11 de noviembre de 1887 por su participación en la huelga de 1º de mayo de 1886. Salvo Louis Linng, de 22 años, que se suicida en la prisión para evitar la horca. La historia retrata el dramatismo de la lucha obrera durante la Revolución Industrial del siglo XIX. Reclamaban la jornada laboral de ocho horas, rebajando el límite legal que hasta entonces era de ¡dieciocho horas diarias! Se consiguen las «ocho horas para el trabajo, ocho para el sueño, ocho para la casa» que es un logro del que todos hemos disfrutado.

En los ciento veinte años trascurridos la inercia reivindicativa se ha mantenido, pero yo creo que se han producido dos cambios esenciales que ponen en cuestión la jornada más allá de su valor simbólico y de su trasfondo político. Prima la defensa de derechos adquiridos más que la lucha contra la explotación como sucedía en Chicago.
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A principio de los años noventa pasé una mala racha. Me despidieron de una empresa de forma inopinada y nos encontramos de repente en un atasco económico como el que estarán pasando hoy en día cientos de miles de personas. Con hipoteca, los chicos estudiando, a tope de gasto y con la familia completa dependiendo de mi único y desaparecido sueldo. Tardé unos cuatro o cinco meses en encontrar un nuevo empleo, pero confieso que hubo algún día de esos en que me quedé en pijama hasta mediodía sumido en un “¿y ahora qué hago?”

Desde entonces pienso a menudo en por qué algunas personas les cuesta mucho más que a otras encontrar trabajo. Y a algún amigo, cuya inteligencia me consta, le está costando.
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La Semana Santa ha venido con tiempo incierto, como casi siempre. Así que paso de playa y sigo releyendo a Orwell, que el cambio de gobierno me hace recordar Animal Farm. Pero lo que ahora me interesa es más su pensamiento sobre el hombre corriente que sus fábulas políticas. Orwell escribía muy bien sobre la miseria y los negocios menguantes, porque lo experimentó todo en primera persona. Supongo que en este momento entre una parte no pequeña de los hombres y mujeres corrientes en España, o sea casi todos, cunden las preocupaciones corrientes. Los que tienen trabajo, pero su empresa está de cuarto menguante, se temen la cola anónima del INEM. Y a los de la cola les preocupa encontrar trabajo antes de que se acabe el subsidio, o después. Y mientras tanto tienen, tenemos, que ir al super, pagar la luz, los colegios, hipotecas y otras menudencias domésticas.

En un extremo están los down and out. Orwell fue en su día uno de ellos, de los que llegan a dormir en la calle o en el albergue. Más tarde y a través de uno de sus personajes él mismo reconoce que no se sentía ni un down and out, ni un go-getter, sino una parte de la inmensa mayoría que está en el medio, ni en la miseria absoluta y sin solución, ni emprendedor dispuesto a mucho para enriquecerse. En España ahora mismo tenemos un problema, un desequilibrio, que es que una parte de esa mayoría intermedia se está deslizando, de momento silenciosamente, hacia el extremo inferior, el de los problemas económicos serios. Cuánta gente se desplace hacia ese extremo, sin saber bien como impedirlo, dependerá mucho de la profundidad y duración de esta crisis que estamos viviendo. Y de lo que se haga para evitarlo.
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Si soy sincero hice la ruta al revés. Regresábamos de visitar a una de mis hermanas y el aeropuerto de Bologna estaba cerrado. Niebla padana, así que nos metieron a todos en un autobús y nos llevaron al aeropuerto de Pisa. Y sigo un poco en la niebla en cuanto a temas educativos, porque llevo en eso unos años sabáticos gracias a que mis hijos han terminado su educación formal y mi nieta aún no ha iniciado la suya. Así que me he podido desentender un tiempo de leyes cambiantes y asignaturas polémicas.

Pero el enfoque económico del asunto sí que me interesa. El otro día escuché que la mayoría tenemos la idea de que los efectos de la educación son muy de largo plazo. Quien hablaba decía que, por el contrario, un gran esfuerzo por la educación debería surtir efecto sobre la sociedad en un período relativamente corto, del entorno de cinco años, si se actúa sobre el segmento adecuado, sobre todo los jóvenes de bachillerato y universidad. Estoy dispuesto a creérmelo, aunque lo que veo más complicado es convencer a estos chicos de cambiar de marcha cuando ya se han acostumbrado a lo bueno. El problema no es ya ofrecer educación, sino estar dispuesto a recibirla.

El Informe Pisa es devastador para España. Y creo demostrable que entre la mala posición de los estudiantes en el Informe Pisa y el número de desempleados jóvenes existe una correlación. En cuanto al Proceso de Bolonia confieso mi distancia con respecto a los detalles y su polémica. Pero sí que puedo constatar que cuando hace dos o tres años analicé por encima, en relación con el denominado Plan Revita, las cifras de graduados y post-graduados de las universidades de Sevilla, Burdeos y Bristol, lo que asoma de la universidad española es más masificación que excelencia. Nos hace falta más excelencia, a todos los niveles.

Tal vez uno de los beneficios de esta crisis sea trabajar más con los jóvenes sobre la cultura del esfuerzo, lo que siempre es más fácil cuando las cosas en la calle están difíciles. En 1990 me cayó en las manos una edición especial de la revista Newsweek: The 21st Century Family. Así que como me la guardé, hoy no me hace falta más que reproducir dos o tres de mis subrayados de entonces para ilustrar esta idea:

• En los años setenta los sociólogos americanos avisaron de que los jóvenes estaban convirtiéndose en consumidores expertos mucho antes de aprender a cómo producir.
• Horas de ver televisión y escuchar música (Internet y el chat no eran parte de esta historia en 1990) han creado una población estudiantil pasiva. La habilidad de crecer de la pasividad a la actividad es un paso fundamental de la infancia a la edad adulta.
• En esencia, es una cuestión de valores culturales. Lo que los jóvenes ven como deseable en los medios de comunicación y en los centros comerciales son sobre todo los valores que los adultos promovemos: consumismo, narcisismo y la gratificación inmediata del deseo.

Un profesor de desarrollo humano citado por Newsweek (1990) se refiere al extraordinario éxito académico de los estudiantes asiáticos en Estados Unidos, especialmente los hijos de familias pobres: They are walking away with the fellowships. Why? Because they come from cultures which have strong family systems where the notions of activity, responsibility and work are values.

Lucy Kellaway, columnista del Financial Times (2009): en la ceremonia –de entrega de premios del colegio de su hijo-, me di cuenta de que la mayoría de los premios académicos los ganaban niños chinos e indios… los chicos asiáticos se merecían mejores resultados que mis hijos porque se esfuerzan más. Es una realidad cultural, sus padres les obligan a esforzarse más de lo que yo lo hago con mi hijo…

Veinte años, la misma historia.

Así que los padres y las madres, y algún abuelo, tienen que convencer a la panda, lo que probablemente significa subir la prioridad en casa de los estudios y asumir algún que otro berrinche. Cuando veo a cuarenta chavales en una pista de patinaje a las once de la mañana de un día lectivo, o cuando veo a tres niñas de uniforme sentadas a las mismas horas en el suelo de la calle, fumando, pienso que queda trabajo.

A lo mejor suena duro, pero con la excusa de la crisis yo empezaría por vaciarles los bolsillos, a ver qué pasa…

Y para ayudar a los mayores a entender todo esto, aquí va este clip, que con ¡52 millones de visionados! algo debe tener. Les prometo que lo estoy buscando (yo no tengo hijos de 15 años que me ayuden…)

Ando un poco desmoralizado en lo de teorizar sobre Economía, perdonen. Sospecho que una buena parte de los mortales comunes debemos estar más o menos igual de frustrados ante la impotencia por no poder ayudar más a poner remedio a la que se ha montado. Por mucho que quiera MIRAR AL FUTURO ahí delante tengo la catarata del mes que viene, que la esperanza general, infundada, es que sólo el Gobierno tiene la capacidad de detener.

En estos días he vuelto a escuchar un resumen sobre el uso de los fondos del bautizado por nuestro propio presidente como “Plan E” y estoy convencido de que se trata de una costosa campaña de marketing. ¿No hay por ahí unos carteles que anuncian “Dios no existe”? Pues vamos a poner otros, total 30 o 40 millones de euros de ellos, reclamando que “DiosZP sí existe”. De ahí el maná que ha llegado a todos los ayuntamientos. ¿Menos cuatro? ¿Quiénes son esos cuatro que no han recogido el maná? ¿No se han enterado, han desobedecido, son estúpidos? ¿Cómo se atreven a renunciar a la pista de pádel, a unos nichos nuevos en el cementerio… a su propio “Eje Recoletos”? ¡Es el maná tíos, lo manda Dios para salvaros, impíos! ¡A ver que me pongan con el alcalde de Illán de Vacas y que venga a confesarse! Que si sólo son seis vecinos y no tienen dos equipos para una cancha de baloncesto, por lo menos podían haber hecho media y no fastidiarnos la campaña publicitaria… ¡Es que no piensan!

Y mientras tanto salen los datos del tamaño de nuestro sector público, que engorda y engorda mientras los problemas del resto se acrecientan. Pero la noticia que he leído dice precisamente eso, “mientras” el paro crece, el sector público rebasa los tres millones de personas. No se menciona la causalidad, que es clave. La noticia de verdad es que el sector público crece “porque” el paro aumenta. “Primo: que han cerrado mi empresa, a ver si me encuentras un huequito en el ayuntamiento, aunque sea de entrenador de pádel, que aquí los vecinos van a tener que aprender, ahora que tenemos pista y montones de tiempo libre…” Un hombre, un voto.

En fin, ironías aparte, daría para echar unas risas si la cosa no estuviese poniéndose tan negra. No es un problema de Keynes sí o Keynes no, sino de gasto público indiscriminado e inútil, no es un problema de liquidez o solvencia del sistema financiero o de si los bancos dan créditos, ¿quién se mete en más créditos cuando le amenaza el paro o el cierre? Es un problema de que el Gobierno de España no sabe hacia dónde ir, pero sobre todo de honradez política, de sobreponer el bien del país a los intereses electorales, que alguien debe estar ya elucubrando dónde está el horizonte electoral de esta legislatura. No nos engañemos, el Gobierno de España tiene claro lo que está haciendo: está mirando a SU FUTURO, no al nuestro.

Hoy nos darán el nuevo disgusto del desempleo, que ya se anticipa que van a ser más de 200.000 nuevos parados. Menos mal que las vidrieras de los gobernantes, como la de Touriño, la de los 170.000, se hace opaca de forma automática y estas cosas se ven menos.

Así que no sé que hacer, salvo dedicar cada día a sobrevivir y a intentar que mi familia y la sociedad mejoren en mi pista de pádel particular, pero me consta que lo estoy haciendo a contracorriente. A mi no me llega el maná.

Por cierto, aquí va un clip de Maná de lo más apropiado, salvo lo de los besos… “Ojalá pudiera borrarte”.

No me hagan mucho caso sobre la desmoralización. Nada que no se resuelva con un poco de valor. Quiero decir chocolate “Valor”, que el chocolate es muy bueno para las endorfinas y ayuda a aguantar las contrariedades. Así que ya pueden los chocolateros ponerse a hacer horas extras.

What the cynics fail to understand is that the ground has shifted beneath them, that the stale political arguments that have consumed us for so long no longer apply (Lo que los cínicos no entienden es que el suelo se ha movido bajo sus pies, que los argumentos políticos rancios que nos han consumido durante tanto tiempo ya no son válidos). Barack Obama, 20 de enero de 2009.

Bueno, reconozco que el discurso de investidura del presidente Obama está bastante bien. En el mismo Wall Street Journal que lo leo hay un resumen sobre Estados Unidos que es útil para saber de dónde arranca este hombre. Desempleo, 7,2% (11,9% entre la población negra) y más cosas, pero lo que llama mi atención es un comparativo de cifras bajo diferentes presidentes y una tendencia especial: afiliación a sindicatos, 24,5% en 1977, 17% en 1989, 13,6% en 2001, 12,1% en 2007. Un descenso verdaderamente preocupante, supongo que sobre todo para los propios sindicatos.

¿Y cómo estamos en España? Pues la verdad es que no he conseguido enterarme todo lo bien que a mi me gustaría, porque salvo error los sindicatos no dicen ni pío. Ni UGT, ni Comisiones Obreras, ni USO dicen con cuántos afiliados cuentan. El Ministerio de Trabajo e Inmigración, sí que dice, a través de la Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo (2007) que la afiliación total es del 15,8%. No veo datos de años anteriores. Pero sí hay algunas cifras más que son interesantes: en la administración pública la afiliación es del 31,1%, en banca el 32,2%, en actividades sanitarias el 31,5%, en empresas de más de 250 trabajadores el 29,6%. Los jóvenes hasta 24 años pasan del tema, 9,6%, los empleados de pequeñas PYMES de menos de 11 empleados, pasan igualmente, 4,9%.

Perdonen la sopa de porcentajes, pero si se estudian la tabla (www.mtin.es), creo que llegarán a las mismas conclusiones que yo:

1. Los sindicatos en España únicamente representan a algo menos de un trabajador de cada seis.
2. Los afiliados a sindicatos son mayoritariamente personas con empleos históricamente considerados muy seguros, que temen perderlo (funcionarios, empleados de la seguridad social, empleados de banca y empleados de grandes empresas)

La propia UGT traduce el informe del European Trade Union Institute -ETUI- (2005) en el que reconoce la preocupación general por el descenso continuo de las afiliaciones –salvo en Escandinavia por razones específicas-, que en algunos casos es de cerca del 50% en 20 años, tal como en Estados Unidos. En Francia, por ejemplo, la afiliación parece estar ya por debajo del 10%. ¿Las causas? Cito a ETUI:

• En la mayoría de los países, los sindicatos ofrecen relativamente pocos servicios a los desempleados. En consecuencia, la mayoría de los afiliados que se convierten en parados abandonan su afiliación.

• El empleo está cambiando de la industria al sector privado de servicios (en el que las tasas son más bajas).

• Los sindicatos permanecen anclados en el pasado, deben modificar su imagen y tienen que convencer a los afiliados potenciales de que tienen una razón de ser. Las prácticas sindicales son formales y anticuadas y están dominados por personas de mediana edad con imagen asociada fundamentalmente a hombres y empleados en trabajos manuales.

• Al liderazgo sindical a menudo se le considera “desconectado” de la realidad actual de la empresa.

Si por Milton Friedman hubiese sido, los sindicatos habrían simplemente desaparecido. No me atrevo a llegar a tanto, pero sí a exponer mi duda de que la declaración que el Sr. Rodríguez Zapatero firmó el 8 de julio de 2004 con sindicatos y CEOE sobre el “diálogo social” sea justa o factible. Cuando la declaración indica que “es preciso apostar por un modelo de crecimiento económico equilibrado y duradero basado en la mejora de la competitividad de las empresas y en el incremento de la productividad”, debió darse cuenta de que el objetivo de los sindicatos es otro. Por su composición los sindicatos me parecen más un grupo de presión (vale, esto es de Friedman…) de gente con trabajo que quiere salvaguardar todo lo que considera derechos adquiridos, que un colectivo dispuesto a ayudar a resolver los problemas del país, el desempleo sobre todo.

Así que ya puede nuestro presidente ir pensando en otras excusas para no mover ficha.

What the cynics fail to understand is that the ground has shifted beneath them…

Lectura relacionada: Los Mártires de Chicago.

Bueno y si han llegado hasta aquí, se merecen un premio por el ladrillo sindical, así que vamos a pensar que firmar aquella declaración fue…culpa del Cha-cha-chá… ¡a ver si ayuda a que nos animemos!

En sus memorias literarias, Vivir para contarla, el joven Gabriel García Márquez acompaña a su madre a vender su antigua casa en Aracataca, algo más allá de la finca de Macondo, después de cruzar la Ciénaga Grande. Aracataca es un pueblo medio fantasma, después de ser abandonado por la United Fruit Company, que era quien ofrecía, o explotaba, todo el trabajo en la zona. La madre necesita el dinero para la pura subsistencia de la familia, pero se vuelven con las manos vacías, porque allí nadie compra nada…

El Realismo Mágico de García Márquez trae ramalazos de realismo actual: casas que no se venden y desempleo porque una gran compañía, americana además, se ha eximido de su presencia local.

Con Latinoamérica nos unen quinientos años de lazos, idioma y sentir común en muchas cosas. Yo creo que en los últimos veinte o treinta hemos estado en España un poco distraídos y aparte de toreros y cantantes nuestra relación ha sido más económica que otra cosa. Primero de grandes compañías españolas que han ido allí a buscar mercado para sus productos y servicios, Telefónica, BBVA, Banco Santander y así, y luego válvula de escape de muchos emigrantes que han venido a España buscando lo que los españoles buscábamos en Suiza o Argentina hace cincuenta o sesenta años: trabajo.

Hoy estamos juntos, queriendo o sin querer, latinoamericanos y españoles en una situación complicada y que de momento va a peor. Leo que el paro entre los extranjeros en España es del 17,45%. O sea que si son unos cinco millones, largos, más de setecientos mil están ya parados, ya que su tasa de ocupación era cercana al 90%. Sólo el colectivo ecuatoriano, que es el mayor de latinoamericanos suma, en Madrid, más de 550.000 personas. No sé, ni sé si alguien sabe, cómo está arreglándoselas esta gente.

El Ministerio de Trabajo e Inmigración ha puesto en marcha el Plan Retorno ofreciendo ayuda a los que se vuelven a sus países. Pero los emigrantes, que de hacer números de penuria entienden un rato, tienen una cosa clara: que en España, trabajando, obtienen un salario medio equivalente a unos US$ 1.600, mientras en Colombia, por ejemplo, el salario medio es de US$ 209. Y además el trabajo al otro lado tampoco está nada claro. O sea que ni con agua hirviendo… La última cifra que he oído es que 767 inmigrantes se habían acogido al Plan. O que 200 bolivianos al mes se regresan. Cifras insignificantes y un previsible fracaso del intento. La asociación Rumiñahui, que representa a una buena parte de los ecuatorianos en España, opina que se van a atrincherar y aguantar hasta ver si la cosa mejora. Pensemos en las consecuencias.

Nuestros vecinos portugueses andan ocupados en Angola como vía de escape de sus constructoras. España tendría que buscar de forma más activa alianzas locales en países latinoamericanos, aunque haya que estudiar cuáles. Si a los emigrantes que hoy están aquí se les ofrecen proyectos creíbles en sus países estarán mucho más dispuestos a regresar, porque salvo en lo económico es allí donde quieren vivir. La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo bien podría ayudar a organizar cooperativas y armarlas con socios empresariales y tecnología productiva básica, que de ésa tenemos, y seguro que les dan la bienvenida en muchos de esos países. Las empresas españolas, por otra parte, están deseando encontrar proyectos que les den ocupación. Tal vez estamos tan ensimismados contando los parados que no nos da tiempo a pensar otras cosas. Y fíjense, hasta es algo para ponerse de acuerdo con los americanos, los de USA, ahora que nos vamos a llevar bien.

Historia típica: Pablo Yasuma tiene 45 años y es ecuatoriano. Llegó a España hace casi una década, en plena expansión económica, y nunca le faltó trabajo. Ahora, corren malos tiempos. Lleva dos meses sin empleo, sin ingresos y sin subsidio. “Quiero agotar hasta la última posibilidad. Mi familia depende de mi trabajo en España”, dijo emocionado. “Lo que encuentre allá (en Ecuador) va a seguir siendo mucho peor que aquí”

El “toma un billete y vuélvete a casa” no va a funcionar. Esta gente ya está aquí y quiere trabajo. Un frente más…

Termino con un clip de García Márquez: sabiduría latinoamericana.

Y para los que estamos en edad emérita: ¿ustedes han pensado cómo se vive en Cartagena de Indias o así, con una pensioncita de una par de miles de euros? Pues yo creo que como un premio Nobel, o casi… ¡hasta me lo voy a pensar!

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