Hace seis años o así, me vi metido sin querer en aquello del “¡Teruel Existe!”. Bueno, sin querer no, porque a Teruel, tierra de mi madre, sí que la quiero. Me metí por cosa del trabajo, quiero decir. Encargó Infoinvest a la empresa que yo dirigía, que les ayudáramos en la comercialización del parque industrial Platea, en la propia capital de la provincia. Pese a lo consolidado del vecino polígono La Paz, confieso que nunca fui optimista con aquel proyecto. Demasiado suelo industrial para la zona. Pero “la pela es la pela”, así que aceptamos el encargo e hicimos lo que pudimos, que fue poco. Hoy me he metido en la página web de Platea y lamento constatar que mi escaso optimismo estaba justificado.
Aunque, en verdad, en mi visita a Teruel me encontré con un tema que me pareció muy interesante: la instalación de una planta de reciclaje de aviones en los terrenos del antiguo Aeródromo de Caudé, resto de la Guerra Civil que fue luego base de prácticas de tiro del Ejército del Aire.
Siempre me fascinó lo del desierto de Mojave y las filas de aviones asándose en el polvo del desierto. Pero me he estado mirando lo de la industria del reciclaje de aviones y la cosa tiene más enjundia que la del mero aparcamiento. Algunas conclusiones:
1) En los próximos 20 años se van a achatarrar unos 12.000 aviones. Probablemente más según vaya el precio de combustible, porque la subida del mismo jubila económicamente a aeronaves técnicamente operativas.
2) ¡Qué vienen los chinos! No sé yo como afectará al precio de los aviones nuevos la llegada de, por ejemplo, el C919 de Comac, competencia directa del Boeing 737 o del Airbus 320. Lo que sí cabe pensar es que compañías de países que no se podían permitir aviones nuevos acaben ahora prefiriéndolos si los precios de avión y combustible se lo aconsejan. Más aviones usados al desguace.
3) Presionadas en sus finanzas por los precios del combustible y las cada vez más exigentes regulaciones contra emisiones de CO2 (caso de Europa, que otro día hablaremos de ello), el mercado de piezas de segunda mano va en aumento.
4) El mercado de achatarramiento y piezas se está regulando a través de la Aircraft Fleet Recycling Association -AFRA- en cuestiones tales como “Best Management Practices” en cuanto a protección del medio ambiente. Boeing, impulsor de la asociación en 2006, busca aumentar la proporción de material reciclable en los aviones nuevos hasta alcanzar el 90%. Ninguna empresa española asociada. Airbus, por su lado, impulsa algo equivalente a través de «Pamela».
5) La aplicación de la fibra de carbono sigue su ascenso en los nuevos aviones. El 787 Dreamliner de Boeing es el primer avión cuyo fuselaje está constituido en su casi totalidad por este material. El reciclaje de la fibra de carbono, aunque todavía en evolución tecnológica, consume el 5% de la energía requerida en la producción de nuevo material. Si España es líder en fibra de carbono, algo debería tener que decir.
Mientras anduve por Teruel no cesaron las críticas de los movimientos ecologistas que buscaban preservar la estepa, versión “NIMBY – Not In My BackYard”, o sea que vale que estos negocios existan, “pero mejor donde yo no los vea”. A mí me parece, en cambio, que con las debidas garantías medioambientales, este es un negocio que España no debería dejar marchar: cada vez hay más basura tecnológica y algo habrá que hacer, precisamente para proteger el medio-ambiente.
Un primer candidato, hasta donde supe, a la explotación del proyecto de Teruel fue Valero López Villalba, propietario de ILSSA, cabeza de un importante grupo industrial y metalúrgico y promotor del Parque Tecnológico del Reciclado –P.T.R.- de Zaragoza. Parecía el promotor ideal, pero no fructificó la cosa.
El proyecto, sin embargo, ha seguido y se anuncia como “Plata” un “MRO Platform”, es decir “maintenance, repair and overhaul”. Aunque la información que ofrece su página web no es excesiva, significativamente la oferta de empleo es de Tarmac Eurosave. Nada menos que la filial de reciclaje de aviones de Airbus, junto con Snecma y el grupo Suez, “des poids lourds”… y los socios de «Pamela». Snecma, por cierto, socio clave en la investigación del reciclaje de… fibra de carbono.
¡Va a resultar que Teruel sí existe…! Y además, aunque hace fresquito y no tiene Las Vegas, tiene una gran ventaja frente a Mojave: ¡no hay serpientes de cascabel!
Y no sé yo si Ciudad Real no debería haber pensado antes en soluciones menos luminosas que los casinos… ¡Cualquier cosa que de trabajo!
Aquí va un video de Mojave. Con un pobre 727 de Iberia abandonado a su suerte lejos de la Patria… (minuto 6:40)
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