Anda España espasmódica. En el momento más inopinado nos ataca una contracción involuntaria de la cartera. Que si el rating, que si el paro, que si los desahucios, que si baja la población, que si las cajas quiebran, que si la corrución…
Hay que arrancar el motor, pero la clave de nuestro progreso inmediato como país no está en la demanda interna, o en que se vendan más casas o más coches. Está en nuestro comercio exterior, insisto. No es sostenible que ocupemos el puesto 188 de 190 países por el déficit de nuestra balanza comercial (2010). Nos superan Italia y Estados Unidos, por si les suenan los problemas. Pero en déficit por persona tenemos el récord.
Por eso hay que pensar en todo para exportar más. Y si miro el globo terráqueo aquí a mi derecha, España, apéndice del continente europeo, es prácticamente también apéndice de África. Estamos pegados, como las pateras regulares nos recuerdan pese a la crisis.
África, mil millones de personas, a las que contemplamos a través del cristal de las ONG’s o los misioneros. O Tintín. Que es cierto que tienen muy poco dinero, vale, pero que procuran comer y prosperar en medio de sus dificultades ¿Habrá negocio? ¿Por qué es China el primer socio comercial de África?
Si miramos al futuro, 39 de los 55 países que la ONU clasifica como de alta fertilidad (más de 1,5 hijos por mujer), están en África. Según las previsiones del mismo organismo, África pasará (2010-2050), de 1.022 a 2.191 millones de habitantes (+114%). Europa, de 738 a 719 millones (-3%). O sea tres africanos por cada europeo. Pero es que, además, de los 25 países más envejecidos del mundo, 22 estarán en Europa. Y de los 25 países con población más joven del mundo, 19 estarán en África.
La política española basa nuestra presencia comercial en el exterior en el denominado PIDM, Plan Integral de Desarrollo de Mercados, primando nuestro esfuerzo exportador en China, India, Corea, Japón, Rusia, Turquía, Marruecos, Argelia, Estados Unidos, México, Brasil, Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omar y Qatar (los países PIDM). Bien estará, supongo. Pero también está claro que en la mayoría de esos países (Brasil, China, Turquía, etc.) nos tendremos que dar de bofetadas con americanos, británicos, franceses, alemanes, coreanos o japoneses, entre otros, con los que tendremos que luchar en competitividad industrial.
Yo echo en falta una política de largo plazo con África. Un gran acuerdo Gobierno de España-empresas españolas para esforzarnos en negocios en los que España es claramente competitiva, como ferrocarriles, carreteras o infraestructuras eléctricas o hidráulicas. Detrás de las infraestructuras vienen muchas otras cosas, desde la tecnología agrícola a la industria alimentaria o el equipamiento sanitario. Y el dinero habrá que buscarlo. Y si nos tiene que ayudar el FMI o la UE, por ejemplo, que nos ayuden para eso, que de paso se ayudan ellos, no para jubilar a los directores mangantes de las cajas. Hasta a Bill y Melinda Gates podíamos enredar.
Cosas a hacer:
1) El ICEX debe mejorar su foco sobre África. Más dedicación a empresas mixtas con empresas de países africanos que a la pura exportación. Seguramente somos más competitivos cooperando y haciendo negocios juntos que exportando productos. Intentemos ambas cosas. Revisión total de su presencia geográfica. Tenemos 13 centros de negocio en el exterior: ¿Qué hacemos en Bucarest? Tenemos dos centros de negocio en África: en Casablanca y Argel (PIDM). ¿Por qué no estamos en Nigeria? Este informe no es suficiente para un país de 150 millones de personas. El ICEX ofrece prácticamente nula información para ese país en cuanto a flujos comerciales, flujos de inversión, ranking de sectores importadores o perspectivas y oportunidades.
2) La actuación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo –AECID- debería coordinarse con el ICEX, de manera que en proyectos tan encomiables como el Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento –FCAS- no disminuya la participación de las empresas privadas, como está sucediendo por falta de financiación FAD. La separación en los objetivos de los créditos FAD y los créditos FIEM debería revisarse. Con una correcta supervisión, la solución “win-win” para España y para nuestros clientes y beneficiarios de ayuda, es una acción coordinada. En el sector público entre ICEX y AECID. En el privado, entre empresas y ONG’s.
Así que fuera el salacot y a ver cómo nos ponemos a trabajar con nuestros vecinos, en lugar de verlos como porteadores.
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