No es sólo el cinturón lo que hay que apretar...

Llevo unas semanas pensando que no vale la pena opinar sobre casi nada. Que el curso de los acontecimientos es inexorable y los individuos tenemos poco que hacer. No puedo evitar recordar, salvando las distancias en tiempo y dramatismo, a los británicos que habitaban el sureste de Inglaterra cuando los alemanes les lanzaron unos miles de bombas autopropulsadas V-1 durante la II Guerra Mundial. Esas bombas, con su característico petardeo, aterrorizaban con su silencio, porque era señal de que su motor cohete se había detenido y la bomba empezaba a caer. Sólo cabía refugiarse lo mejor posible y rezar para que no te cayese encima. En España parece también que el sentimiento general es que el motor se parará cuando toque, que no podemos hacer nada y que lo mejor que podemos esperar es que la bomba no nos caiga a nosotros sino al vecino.

Pero ha sido el catarro y me he repuesto. Sí se pueden hacer cosas. Y nuestro presidente ha anunciado que mañana -ya hoy- vamos a recibir una dosis de apretones para ayudar a defendernos del malvado enemigo –o enemiga- especulador que nos está bombardeando con su desconfianza y maledicencia.

Parece que el gobierno tiene ya claro qué hacer, que no vale refugiarse y rezar –el que rece- y que la solución es apretar. Estoy bastante de acuerdo, pero en cambio no tengo nada claro que hayan empezado los apretones por el lado correcto. Como mínimo, por decencia ideológica, si toman medidas que suponen sufrimiento a los que menos pueden –cosa que es un clamor general-, deberían haberles antepuesto otras. Y no me voy a referir a los coches oficiales o los 38.000 teléfonos móviles corporativos de la Junta de Andalucía.

Lo que me preocupa es el rol de lo que se ha dado en llamar “el G-37”, un seleccionado puñado de nuestras mayores empresas que se reunió el sábado con el presidente. Nadie sabe con exactitud lo que se dijo, pero estoy casi seguro de que se habló de la solvencia de España, de su reputación -la de España, no sé si se tocaría la del presidente- o del crédito exterior. Preocupaciones lógicas de los empresarios y comunes con el resto del país. No tengo tan claro que se tocara la prioridad UNO: la creación de empleo. Y qué están haciendo sobre ello las grandes empresas.

A raíz de la reunión me pasé el fin de semana buceando en sus páginas web, y en particular en sus memorias de Responsabilidad Social Corporativa –RSC- o Empresarial –RSE- para analizar su plantilla en España. La mayoría son sociedades cotizadas, así que la información es bastante completa -con alguna notoria excepción-, aunque no uniforme. Se me pueden haber escapado cosas, pero he aquí lo que concluyo:

1. Las 31 compañías que dan datos de plantilla media en 2008 y 2009, empleaban 1.602.151 trabajadores en 2008 y 1.590.636 en 2009 (-1%). O sea que, colectivamente, no crearon ningún empleo a nivel global. Prácticamente todas mantuvieron o redujeron o aumentaron muy ligeramente su plantilla, salvo El Corte Inglés (-7.149 personas) y BBVA (-7.520). Veremos en 2010.

2. Pocas dan datos sobre su plantilla en España. Sólo 12 explicitan su evolución, y entre ellas sólo Abengoa, FCC y Grifols (+10%, ¡campeón!) crecen. Popular, Sabadell, Santander y BBVA reducen. Inditex reduce. Mapfre reduce. Telefónica reduce.

3. Para las grandes en empleo, España tiene un peso marginal: 20% en Banco Santander, 27% BBVA, 39% Ferrovial, 20% en Telefónica. Da la sensación de que España es “un país más”.

4. Cuando lees un poco a fondo las memorias de RSC, y algunas –Ferrovial, Gamesa- son muy buenas, te encuentras con un montón de intenciones y seguro que muchas realidades positivas para sus empleados y para una sociedad ideal: conciliación, formación, prevención del acoso, de la siniestralidad, ayuda a empleados discapacitados, flexibilidad y teletrabajo, formación sobre Derechos Humanos, conducción verde, igualdad de oportunidades –por género, generacional, etnia o discapacidad-, evaluación del desempeño, gestión de talento… you name it!

Pero… no se dice nada, vuelvo a ello, sobre lo que es el mayor problema: la creación, o mantenimiento al menos, del empleo. Lo que yo creo que es, en estos momentos, La Mayor Responsabilidad Social Corporativa. Acepto que lo importante para una sociedad próspera es tener empresas que ganen dinero. Sin embargo, con una crisis de confianza en el futuro como la que esta España encogida y rezando sufre, con un 43% de desempleo juvenil, las grandes empresas y sus accionistas tienen una grave responsabilidad: poner en marcha la creación de empleo para gente preparada, que hayla. Y que además de ganar dinero como grandes empresas, actúen como motores de confianza y grandes viveros de profesionales.

Y si hace falta que luego los manden a Brasil.