“Cuando yo era niño, la luz del árbol de Navidad, la música de la misa del gallo, la dulzura de las sonrisas daban del mismo modo todo su esplendor al regalo de Navidad que yo recibía.
-Los hombres de tu país –dijo el principito- cultivan cinco mil rosas en un mismo jardín… y no encuentran en él lo que buscan…
-No lo encuentran… respondí.
-Y, sin embargo, lo que buscan podrían encontrarlo en una sola rosa o en un poco de agua…
-Desde luego –respondí.
-Pero los ojos están ciegos: hay que buscar con el corazón” (Antoine de Saint-Exupery, El Principito)
Contrastes.
“Bajo la luna, en un viejo depósito abandonado, los niños duermen… Vestidos de harapos, sucios, semifamélicos, agresivos, mal hablados, fumadores de colillas, eran los dueños de la ciudad, a la que conocían totalmente, a la que amaban totalmente, eran sus poetas” (Jorge Amado, Capitanes de la Arena).
Contrastes.
Por encima de la barrera de papel de regalo miro a cómo vivimos la Navidad. Y no es que quiera amargarle a nadie el mazapán. La Navidad, que es una fiesta cristiana, ha derivado hacia una serie creciente de costumbres banales, mezcla de consumo superfluo y buenos deseos hacia nuestro círculo inmediato, pero que olvida la gran necesidad que existe en el mundo por parte de quienes deberían ser sus primeros beneficiarios: los niños.
Ah! Si yo fuera rico…
Contrastes.
El Violinista en el Tejado cantaba en la Rusia zarista que quería ser rico para ser respetado, hacerse una bonita casa, dedicarse a rezar todo el día y tener una esposa con doble papada… La música es simpática y sus deseos nos hacen gracia como algo anacrónico, pero no están lejos de los de unos u otros de nosotros, que cuando pensamos en ser ricos, a ver si nos toca la lotería la semana próxima, por cierto…, escondemos deseos egoístas semejantes a los de Tevye. Aunque en lo de la doble papada, no sé, no sé… Y rezar no basta.
Me merece más respeto el dictum del millonario Andrew Carnegie: to spend the first third of one’s life getting all the education one can; to spend the next third making all the money one can and to spend the last third giving it all away to worthwhile causes (gastar el primer tercio de tu vida consiguiendo toda la educación que se pueda, el segundo ganando todo el dinero que se pueda y el tercero entregando todo ese dinero a causas que lo merezcan). Carnegie no era un hombre religioso, pero su ideario, y sus hechos, porque repartió toda su inmensa fortuna, son una buena aproximación al “déjalo todo y sígueme” que casi nadie practica.
Contrastes.
Ahora que estamos en tiempo de buenos propósitos, aunque sepamos que nadie puede arreglar el mundo solo, tal vez baste con que pensemos que todos los niños tienen derecho a su Toy Story. Pero para ello tienen que cubrir sus necesidades básicas, lo que es más complicado de lo que lo pinta el oso Baloo. Tal vez queramos hacer algo con el corazón un día de estos. Entre figurita y figurita de mazapán y aunque no nos toque la lotería…
¡Feliz Navidad!
4 comentarios
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diciembre 20, 2009 a 8:07 PM
JOS GALAN
Hola Jorge:
He tratado de mandarte un e-mail directo pero me lo rechaza el administrador del sistema.
Solo quiero transmitirte sinceramente mis mejores deseos de felicidad y de paso felicitarte por tu labor a través de tu blog.
Sigo con afición tus comunicaciones, porque siempre aportan sentido común y optimismo y además hacen pensar.
Un fuerte abrazo
Jos Galán
L35 ARQUITECTOS
diciembre 21, 2009 a 11:03 AM
Anónimo
Hola Jorge,
Enhorabuena por tu magnifica labor de crear un blog estimulador, desafiante y…..simpaticamente humano!
May you have a cracking Christmas, and that 2010 brings you more of what you desire!
Best regards,
Mark S Lawson
MDCI Project Managers
Marbella, Spain
diciembre 21, 2009 a 11:36 AM
jorge varela
EStimado Jorge,
Es un placer contar con tus comentarios y visiones de la situación y de las oportunidades. Aprovecho este mensaje que envias para felicitarte las navidades y que las disfrutes en compañia de tus seres queridos…porque esa es la verdadera riqueza. SEguiremos atentos el año que viene.
Un abrazo
Jorge VArela
diciembre 21, 2009 a 12:14 PM
Fernando Moliner
Querido Jorge:
Gracias por recordarnos al violinista en el tejado, y por hacernos reflexionar un poco sobre la contradicción de las Navidades entendidas solo desde el feroz consumo, aunque ya sabemos que un consumo razonable y sostenible es necesario para que funcionen las economías de mercado.
Mis mejores deseos para el 2010, y que podamos disfrutar de tus acertados comentarios.
Un muy fuerte abrazo