El lunes a media tarde andábamos mi esposa y yo por el aeropuerto de Gatwick esperando el abordaje del vuelo que nos trajera de vuelta a nuestra particular gota fría meteorológica y fiscal. Como suele pasar, en el último minuto habíamos acumulado media docena de paquetes diversos que llevábamos colgando en bolsas varias y ya nos habían avisado en el check-in que todas ello tenía que ir en un solo bolso al subir al avión. La dictadura del low-cost. Así que después de algunos acuerdos y desacuerdos acabamos cayendo, de nuevo, en un Longchamp Le Pliage®. Maroquinerie de luxe… Y van cinco. Cincuenta y ocho pounds, que no es mucho, pero más en cualquier caso que el billete del avión que nos disponíamos a abordar.

Ya casi tenemos la colección...

Ya casi tenemos la colección...

¿Y por qué nos compramos una bolsa de nylon de cincuenta y ocho pounds?

Pues porque

• Cabían los 6 paquetes varios que llevábamos (probablemente £ 20 de lo que pagamos).

Pero también, porque

• La bolsa lleva un caballito troquelado en el cuero, supongo que simbólico del hipódromo del mismo nombre y de París. Y probablemente logra asociar la nobleza o durabilidad del buen cuero de una silla de montar con el pedacito de cuero que lleva este bolso, que por otra parte es casi todo nylon.
• Es elegante, con colores muy bien estudiados para combinar con el asa y los remates de cuero.
• Tiene un diseño ingenioso que permite reducir su tamaño cuando no se usa y llevarlo guardado en una maleta mayor.
• Está muy bien acabado de costuras y cremallera. El asa está bien estudiada y es cómoda. Bolso y asa tienen pinta de no romperse.
• La tienda no vendía bolsos de menos precio.

Todo lo cual, sumado, nos hizo pagar otras casi £ 40, o sea el triple que por la pura función utilitaria de reunir seis paquetes en uno. Y lo hicimos, sobre todo, porque ya teníamos una imagen sólida en nuestra cabeza de lo que significa «Longchamp» en bolsos. A mi esposa le robaron uno y al día siguiente fue y se compró uno idéntico.

Coincide que ayer mismo se fallaron en Londres los premios CoolBrands 2009/2010 (www.coolbrands.co.uk y http://www.coolbrandsdigital.com) que organiza Superbrands con la ayuda de The Centre for Brand Analysis. Lo más “cool” en UK es el iPhone y Apple el ganador al colocar al iPhone en primer lugar, la propia marca Apple en el tercero y el iPod en cuarto. Pero lo que me ha llamado la atención es que en el proceso de destilación de marcas, que va de 10.000 a 500 a 20, con premios por categoría y demás, cuando me he repasado las Top 500 no hay absolutamente ni una sola española. En noviembre se fallan los premios de Francia, veremos qué tal nos va.

Aunque ya he escrito sobre esto hace unos meses, creo necesario insistir en lo imprescindible que resulta que el universo empresarial español desarrolle más y mejores marcas si queremos exportar, que se divulgue ese trabajo, que se meta más dinero en investigación, que se de más formación y se premie la creatividad, que se organicen más eventos sobre ello y, en definitiva, que llevemos

¡El Marketing al Poder!

The coolest...

The coolest...