Me desperté por la mañana oliendo a vino…
¡Ya sé lo que se imaginan, pero se equivocan!. Porque de eso hace unos 50 años, o sea que era yo un chaval y por tanto lo de despertarse con olor a vino, propio, hubiera sido de una precocidad inusual. La realidad es que el olor venía de la calle. Vivía yo en un pueblo de La Mancha, en la calle de La Estación, que cada día recorrían algunas decenas de carros. Jamelgo y carro con una única gran barrica de vino, camino de los trenes que se lo llevaban a no sé dónde. Decían allí que el Papa celebraba su misa con vino de Manzanares. Solera como el que se tomaba en casa los domingos. Las barricas siempre goteaban algo y la procesión de carros había empedrado la calle de adoquines tintos. Tal vez de esa calle me viene a mí la afición al vino. Y a su alegría y evasión, que tan bien vienen en algunos de los ratos que vivimos.
Ahora leo que la revista alemana que cito ha nominado al Muga Reserva de 2004 como uno de los cinco mejores vinos del mundo. Sigo a Muga hace muchos años, o sea que me he bebido alguna que otra de sus botellas, y la verdad es que me alegro por ellos y les felicito, porque creo que han puesto buen trabajo en su negocio durante casi 80 años y gracias a ello hoy tienen una marca apreciada y una fuerza exportadora creciente.
Mientras muchos no hacen más que mirar al ombligo de nuestros problemas, buscar culpables y pedir que rueden cabezas, todo ello posiblemente justificado, yo creo que la tarea más urgente es analizar nuestras fortalezas y ver cómo hacerlas todavía más fuertes. El negocio del vino, sin duda tradicional y bien implantado, es probable que merezca una mirada de atención para encaminar más esfuerzos en la dirección de gente como Muga.
España es una potencia vinícola. Según la OIV –Organización Internacional de la Viña y el Vino-, España tiene el 17% más o menos de la superficie total de viñedo del mundo, frente al 11% tanto de Francia como de Italia respectivamente. La primera duda surge cuando se observa que, en cambio, la producción de España representa el 13% de la mundial, en tanto que las de Francia e Italia son el 17% aproximadamente cada una. A vueltas con la dichosa productividad. Pero es que cuando hablamos de dinero España exportó en 2007 vino por valor de 1.833 millones de euros. Precio medio, 1,10 euros/litro. En tanto que Francia, con un volumen ligeramente inferior, lo hizo por 6.748 millones. Un debate, el de volumen y valor, junto al de estrategias comerciales, que se debería acometer sin ninguna autocomplacencia.
En suma y utilizando el vino como ejemplo, a mí me parece que para la salida de la crisis resulta esencial –entre otras cosas-:
1. Aumentar nuestras exportaciones. O sea más dinero, no necesariamente más volumen.
2. Mejorar la calidad, o la relación calidad/precio de nuestros productos.
3. Vender calidad soportándola en marcas reconocidas, basadas en el buen trabajo.
Ayer miraba en la prensa un artículo a propósito de la misión comercial a Estados Unidos de lema “Made in Spain/Made by Spain”. En el mismo había un gráfico que detallaba nuestras marcas más conocidas internacionalmente. A saber: Chupa Chups, Cola Cao, Telefónica, Banco Santander, Meliá, Torres, Freixenet, Seat, Zara y… el Real Madrid. Ya está. ¿Chupa Chups, Cola Cao, Real Madrid? Colegas empresarios: hacen falta marcas, el mundo del comercio y la exportación en particular es de las marcas, España va muy justita de buenas marcas. Estamos tirando, salvo honrosas excepciones, de marcas que sin duda se han ganado su posición con esfuerzo y calidad, pero que son pocas y necesitan urgentemente ser complementadas con otras. Y lo más importante, detrás de la marca tiene que haber un producto de calidad. Y además competitivo en precio… ¿Qué agobio, no?
Bueno, no se agobien, que todo es cuestión de trabajo y un poquito de imaginación. Y si en algún momento el agobio les puede, una copita de buen vino, español como diría nuestro ministro, que en este caso tendría razón, seguro que les va bien.
Pero como hablo de vino, o sea de alcohol, tal vez sea oportuno hacer un llamamiento a la moderación, así que aquí va “Días de Vino y de Rosas”, versión de Bill Evans, para que piensen…
4 comentarios
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marzo 18, 2009 a 10:01 AM
Jorge
Coño, buenísimo artículo. Ahora bien, esperaré un rato para tomarme esa copa de vino, que todavía son las 10am y tampoco es plan. Saludos.
marzo 19, 2009 a 1:21 AM
Cristina Crisol
Un Muga está muy bien, de verdad que sí, pero un Chateau Margox también se deja beber a pequeños sorbos majestuosos con un buen manchego curado. El ego español siempre ha sido un infra ego, no es el chauvinismo del que siempre hemos oído hablar, y tristemente la tradición de nuestro país nunca ha sido particularmente benévola en ensalzar el espíritu patriótico. La Historia, con mayúscula, cuenta. Es triste pero no podemos de un plumazo evaporar los posos de una cultura poco dada a mitificar las bondades nacionales, habrá que esperar, habrá que reivindicar con post de blogs que somos algo más que un chupa-chups, pero hace falta un poco más bagaje de super ego. Por ahora no lo tenemos, la sociedad no lo tiene.
marzo 27, 2009 a 12:30 PM
alberto alcalde
Un poco tarde para echar en falta una marca, no?
El universo de talentazos promotores de este país ha mirado -siempre y desde siempre- para otro lado de manera sistemática cuando se les ha hablado de la importancia de la marca. Como si les estuvieras hablando de Caperucita, Pinocho o el mismísimo Buzz Lightyear.
Hoy, mientras recogen sus cositas del despacho, las meten en una caja y bajan a hacerse su primer bonobús descubren que, de camino a casa, hay una tienda donde venden multicosas Disney. Entonces, bajo esa horrible sensación de irresponsabilidad familiar que te transmite la caja que llevan bajo el brazo, compran algo de Campanilla o de Wall-E para sus hijos.
Ay amigo!, estos de Disney si lo hicieron bien, eh?…. es la primera marca que entra en la vida de un porciento seguro que interesantísimo de personas que van a seguir consumiendo, regalando y contribuyendo a la transmisión generacional de esa misma marca (es como un cuento de hadas, no?).
En cambio los pisitos, que eran más importantes en sus balances-pelotazo que en la vida de una familia cualquiera, no necesitaron marca alguna…….
Pues hala, a joderse cada vez que pasen por una tienda Disney.
junio 7, 2009 a 12:56 AM
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