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«»¿Cómo meterías a cinco millones de judíos en un 600? En el cenicero»». Cito la cita, de ahí el entrecomillado del entrecomillado, que no sé si vale.
La polémica esta de Guillermo Zapata (nuevo concejal de cultura y deporte del Ayuntamiento de Madrid, para quienes lo ignoren) y su “twittoteca” tiene un punto interesante. Dice este señor que no dijo lo que parece que dijo, sino que citó algunos chistes del llamado “humor negro” en un debate sobre los límites del humor. Dice también que la velocidad causa accidentes y que como es un apasionado de Twitter, que es fácil cometer algún error. Pero que en cualquier caso, se diga lo que se diga, que si ello se hace como parte de una expresión del tal humor negro, que vale. O sea una especie de teoría extendida del “Je suis Charlie”.
Me ha hecho rebuscar en mi colección de libros y revistas humorísticas. Sabía que tenía este librito del mexicano Carlos Dzib –el de la imagen-, de 1980. Efectivamente Dzib explora –y resuelve exitosamente- los límites que yo creo que existen entre el humor negro -con irreverencia añadida-, el mal gusto y la perversidad. No son límites fáciles de definir ni de entender y cada persona tiene que asumir los suyos propios, compleja mezcla de principios éticos y morales, sentido del humor, escalas y culturas. Es por lo que hay personas a las que no les gusta dicho humor negro. A mí sí me gusta, pero creo tener claros mis límites.
El señor Zapata sostiene, sin embargo, que no, que no hay límites. Dice, siguiendo la extendida opinión de que todo está permitido en aras de la libertad de expresión, que la frase del principio sobre el holocausto judío –entre otras de mal gusto- está justificada por tratarse de un chiste. Discrepo. Y no ya por la xenofobia simplemente, que puede tener muchas expresiones. Discrepo porque la escala de sufrimiento y perversidad relacionados con el holocausto judío no permiten el chiste. Están más allá del límite. Como el señor Zapata es concejal de Cultura me permito recomendarle un par de autores, que por su cita del chiste sospecho que no conoce y confío en que le harán cambiar de opinión:
Vasili Grossman, que fue corresponsal del diario ruso “Estrella Roja” durante la segunda guerra mundial y uno de los primeros periodistas en entrar en el campo de concentración de Treblinka. En su obra maestra, “Vida y Destino”, hay unas páginas conmovedoras sobre las cámaras de gas. Aquéllas en particular en que se aniquilaban juntos a las madres e hijos pequeños. Lea, lea, aunque sólo sea eso.
Primo Levi, autor de “Se questo è un uomo” sobre su tiempo en Auschwitz, sobrevivió y resulta esclarecedor leerle. Entre sus muchos testimonios, tiene una pequeña historia corta “Desafío en el Gueto” (Il Fabbricante di Specchi. Racconti e saggi”): “A una distancia de cuarenta años y en un mundo cada vez más inquieto, no queremos que se olvide la resistencia de los insurgentes del Gueto de Varsovia. Han demostrado que incluso cuando todo está perdido, se le permite al hombre salvar, junto a su propia dignidad, la de las generaciones futuras”.
Y de paso, léase «El Diario de Ana Frank«…
Cuando haya leído estas cosas, si es que ello sucede, le reto a seguir justificando chistes como los que justifica.
Y sobre la velocidad…
Aconsejaría moderarla. A todos. A los que escriben y luego dicen que se arrepienten y a los que hacen los nombramientos. Me llama la atención la ascensión de este señor a un puesto de esta relevancia en relación con la cultura. Tal vez me pierdo algo, pero haber dirigido dos cortos y trabajado de guionista en la serie Hospital Central no me parece suficiente equipaje. A este paso, vamos a acabar con un grafitero de director del Museo del Prado, un rappero del Teatro Real y un twittero de la Real Academia de la Lengua.
Al tiempo.
Your online traces are helping fuel a revolution in the understanding of human behaviour – one that’s revealing the mathematical laws of our lives. De aquí arranca el artículo Social networks: The great tipping point test que firma Mark Buchanan en la revista New Scientist.
El asunto es fascinante. No es difícil imaginar, y hasta cierto punto temer, que nuestra constante interacción con Internet y la telefonía móvil deja una huella indeleble de nuestra actividad y nuestra forma de pensar. Nadie tiene claro dónde se encuentra el límite entre el beneficio o el posible perjuicio, modelo 1984, para la sociedad global. Pero lo que sí está claro es que estamos en un proceso imparable cuya velocidad crece de forma exponencial.
El artículo analiza como los sociólogos están intentando asimilar este nuevo territorio, con una cantidad de información tan masiva como supone, pensando sólo en Facebook, más de 400 millones de usuarios volcando de forma continua cosas tan sencillas como “me gusta esto” o enganchándose a Farmville.
Buchanan cita dos o tres ejemplos especialmente interesantes:
Por medio de la posición de nuestro teléfono móvil, también cuando está apagado, es posible saber dónde estamos en todo momento. Nada que no sospecháramos ya. Pero es que cuando se ponen en práctica modelos predictivos, se descubre que no sólo “alguien” –who?- sabe dónde estamos, sino también dónde vamos a estar en los próximos días o semanas, con más del 90% de probabilidad. Incluso cuando viajamos fuera de nuestra ciudad en un viaje de trabajo o vacaciones que a nosotros mismos nos parece ocasional.
Los sociólogos, por su lado, han analizado los gustos por la música o el cine a través de los comentarios de Twitter descubriendo que la popularidad de una canción o película está condicionada de una parte por la elección individual pero en una parte muy importante por las opiniones de los demás, que hoy se ven potentemente reforzadas por las redes sociales. De tal modo que lo que muchos creemos que son “nuestros gustos”, ya no lo son tanto, sino que han sido adulterados por la permanente recepción de señales de nuestro grupo de referencia, ya sea por edad, por amistad u otro. La formación de opinión por los medios convencionales, prensa por ejemplo, ha sido sustituida por la masa de simples “me gusta esto” que recibimos a diario, cada vez con menos posibilidad de defensa.
¿Qué hacer? Pues en la esfera individual, yo creo que intentar discriminar, de manera que sin renunciar a la educación y la opinión de personas más ilustradas que nosotros, seamos capaces de internalizar esa masa de opinión bruta que se nos presenta y saberla procesar para nuestro disfrute o beneficio.
Y en el ámbito empresarial, aplicar de forma clara aquello de “if you cannot beat them, join them”. De la misma manera que Hollywood es capaz de predecir con enorme exactitud la recaudación de una película por el número y tono de los mensajes de Twitter en los días inmediatos a su estreno, todos tenemos que aprender a vivir con estas nuevas herramientas. Nos tendremos que acostumbrar, por ejemplo, a que de igual manera que hay chicos y chicas que se conocen por Internet y acaban formando una familia, nuestras relaciones profesionales con clientes y proveedores están cambiando en profundidad y la habilidad de conocernos, estrechar lazos de trabajo y encontrar oportunidades de negocio se va a basar en muchas ocasiones exclusivamente en Internet y sus herramientas.
Nuestro cliente tiene que saber quiénes somos. Y nosotros tenemos que saber quién es nuestro cliente. Good data is like gold dust, dice Buchanan. Y habrá que ser bueno, porque cuando se es bueno, la gente ahí fuera te verá como muy bueno, y cuando seas malo, exactamente lo contrario. Así que hay que preocuparse cada vez más por la reputación y por la opinión pública, cada vez más pública. Estrechemos y cuidemos nuestro network virtual.
El info@ ha muerto.
Me siento como un espectador en una pelea de marineros borrachos en una taberna del puerto. Todo lo que escucho son insensateces sobre nuestro pasado y nuestro presente, que desde luego no nos van a sacar del lío en el que estamos. Así que vuelvo a mirar al futuro desde el presente.
Me sirve la iniciativa del gobierno USA de hacer llegar Internet a 100 Mbps a 100 millones de hogares para el año 2020. Y Google anda ya instalando Internet a 1Gbps, instantáneo diría yo. He tenido que pedir que me explicasen lo del espectro radioeléctrico para entender mejor esto de las relaciones entre radio, televisión, telefonía móvil, el horno de micro-ondas en que me caliento la leche o los rayos X del aeropuerto. Afortunadamente tengo un yerno astrónomo –no todo el mundo puede decir lo mismo- y me ha dado un cursillo acelerado, cuyas conclusiones no me atrevo a repetir por si me lee y se da cuenta de lo inútil de su esfuerzo.
Lo que me concierne, realmente, no es tanto el soporte tecnológico, sino el énfasis estratégico que está poniendo el gobierno americano sobre Internet. Porque la parte polémica del plan es que pretenden ampliar la banda ancha a costa de sus vecinas espectrales, televisión y telefonía móvil. O sea que apuestan porque la demanda de Internet va a crecer más que estas otras formas de comunicación. Y yo creo que están en lo cierto. Porque de la básica unilateralidad de la televisión y la básica bilateralidad de la telefonía hemos pasado a la fundamental multilateralidad de Internet, que se está desarrollando de forma vertiginosa.
La sociedad española se tiene que aprender esto todo lo deprisa que pueda. Leí el mes pasado que en febrero de 2010 Twitter había alcanzado los 10.000.000.000 de “tweets”, sí, diez mil millones en un mes (Infographics of the Day: The Path to 10 Billion Tweets). En 2009 Twitter creció de algo así como 5 millones de usuarios a 80 millones. Y acabo de escuchar que ya son, somos, 100 millones. ¿Es un juguete para chiquillos que se dicen tonterías entre ellos todo el tiempo?
Esta noche he oído de refilón que Navarra tiene la mitad de desempleo, el 10,5% o así, que la media del total de España. He intentado buscarle la relación al tema a través de Twitter, mirando las cuentas de Twitter de diferentes entidades financieras, españolas e internacionales. ¿Adivinan quién está a la cabeza en España? Pues sí: la Caja de Ahorros de Navarra. Para los que no estén familiarizados, el principio de Twitter es la multilateralidad de los mensajes y la trasmisión vírica de la información. “Yo te sigo a ti, porque tú me sigues a mí, y espero que tú le digas sobre mí a los demás, porque yo les diré a los demás sobre ti”. Así multiplicado. O sea que un índice de la apuesta que se hace por el sistema es “a cuánta gente sigo y cuánta gente me sigue a mí”, unido a cuánta información –tweets limitados a 140 caracteres- genero. O sea 1393/1501/3097, que es el índice de la Caja Navarra, quiere decir que ellos siguen a 1393 personas –o compañías-, 1501 les siguen a ellos y han generado 3097 noticias. ¿Y Caja Madrid?: 0/11/0. Y en cambio el Banco Sabadell: 692/844/4009. ¿Y La Caixa?: 0/31/1. ¿Y quién en Latinoamérica va bien? Por ejemplo, Chile. O sea, Banco de Chile: 2779/4273/743. No les aburro con más cifras, salvo aclarar que tomé todos estos datos hace cosa de un mes y los he revisado hoy para no mentir, y me he encontrado con crecimientos del entorno del 20%. Mensual.
Un amigo me dijo una vez que el mundo realmente da tres vueltas cada día, pero las da tan deprisa que nos parece sólo una. Con el multilateralismo está pasando algo parecido. Mientras aquí se pelean los marineros discutiendo sobre una guerra de hace setenta u ochenta años, el mundo da tres vueltas. Yo quisiera dejarles con la sospecha de que existe una relación entre progreso y pensamiento multilateral y que el mundo global nos exige que adaptemos nuestras estrategias a esa nueva forma de pensar. La tecnología ya la tenemos, evolucionando a una velocidad más rápida de lo que somos capaces de asimilar. ¿Y la actitud? Eso no sé. Tal vez cuando estemos sobrios… si no es demasiado tarde.
P.S. Por cierto, prometo ocuparme más de mis cuentas de Twitter: OldZano y WOForum.
Lectura relacionada: Blog de World Office Forum, Big Bang 2.0
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