Hoy ha publicado el Banco de España su último informe de proyecciones. Entre las cosas que leo está que “el precio de la vivienda seguirá cayendo hasta el 2012”.
¿Dónde seguirá cayendo? ¿El precio de qué viviendas? ¿Con respecto a qué precios anteriores? El Banco de España no parece que hace más que constatar su percepción, por otras causas fundamentales como el crecimiento económico o el desempleo, de que la demanda seguirá retraída y en consecuencia los precios residenciales se resentirán. El problema de falta o dispersión de referencias es general en todas las alusiones que se hacen constantemente a los precios de la vivienda por diferentes instituciones públicas, entidades financieras, sociedades de tasación o portales inmobiliarios. Cuando los registradores hablan de precios registrados en 2009 por ejemplo, hablan de unos inmuebles distintos de los de 2008 o de 2010, cuya comparación no es ortodoxa. O cuando Idealista habla de los precios de oferta de los vendedores que publican anuncios en su portal, tampoco habla de los mismos inmuebles de uno u otro tiempo, sino de lo que se anuncia en cada momento. Y así se suceden opiniones y futurologías.
Dada la enorme trascendencia que tiene el sector inmobiliario para el resto de la economía española en los momentos actuales, sorprende que no se decida –sorprende que el Gobierno no decida, Sra. Corredor- hacer un trabajo serio de ordenar la información. Ya he escrito antes sobre ello.
¿Como por ejemplo? Pues cuando la gente nos enfrentamos con mercados o situaciones complejas solemos recurrir para su medición a índices de variación de un colectivo suficientemente representativo o de una muestra más o menos amplia. Así, el IBEX 35 de la bolsa española, aunque no representa más que el valor de 35 de las sociedades públicamente cotizadas, da una idea clara del mercado por el peso relativo de las mismas sobre el total de acciones. O una de las técnicas clave de medición de las audiencias televisivas, base de los precios de la publicidad, es el seguimiento continuado del comportamiento de un grupo seleccionado de espectadores. Si nos fijamos por ejemplo en la empresa Kantar Media, dicen conseguirlo utilizando 4.500 audímetros, que les permiten saber qué persona de cada familia ve qué programa a qué hora y por cuánto tiempo. El IPC o Índice de Precios al Consumo, se basa en otra cesta de productos, cuyos precios medios “se siguen”. Y tal que estos podríamos dar más ejemplos. En la teoría de sondeos cuando el margen de error, por la naturaleza o tamaño del universo, es demasiado grande, por encima de lo que se denomina tolerated error, la solución es fijar una muestra e “interrogarla” de forma continuada y repetitiva.
Así que por eso me ha resultado especialmente interesante la noticia de que el gobierno de Singapur ha creado un índice –el SRPI o Singapore Residential Price Index– para estimar las variaciones del precio de la vivienda. Han seleccionado 75.000 viviendas -74.359 para ser exactos-construidas entre 1998 y 2010, eliminando aquellas que consideran se sitúan en los extremos del mercado –suntuarias o muy deterioradas- y seguirán la marcha de esas viviendas en el tiempo –en lo que se denomina repeat sales regression– , produciendo un índice mensual basado en las transacciones de esas viviendas. Cada dos años revisarán la cesta para tener en cuenta los cambios estructurales del mercado. El proyecto lo ha dirigido el profesor Lum Sau Kin, de la National University of Singapore. No me creo que en España no haya un académico –hasta yo conozco alguno-, que no pueda dirigir tal proyecto. Cierto que si en Singapur utilizan 75.000 viviendas para 4.500.000 habitantes, aquí tal vez necesitaríamos una muestra mayor para conseguir la misma fiabilidad, pero no tengo duda de que con los medios informáticos a disposición de, por ejemplo Hacienda, se puede hacer. El índice de los registros de la propiedad británico utiliza una muestra de 100.000 viviendas también para estudiar ventas repetidas. En Estados Unidos, el House Price Index es de la misma naturaleza, en este caso para 363 mercados locales.
En suma, como para resolver el problema del ladrillo la primera necesidad es buena información del mismo, creo urgente que este tema se encare de forma seria y científica. Porque entre la ciencia del Sr. Kin y la fuerza del Sr. Wen, me quedo con la primera, que la segunda seguro que duele, digan lo que digan.
9 comentarios
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marzo 30, 2010 a 11:47 PM
Luis
Buen artículo. Pero me da la impresión de que no existe interés en España en clarificar el rígido y oscuro mercado de la vivienda, porque acaso el objetivo sea intentar seguir colocando viviendas al máximo precio posible. Conocer a fondo la realidad del mercado probablemente tendría nefastas consecuencias de desplome con daño irreparable en balances de Promotoras y entidades financieras.
marzo 31, 2010 a 9:47 PM
emilio
Bueno, el que esté más o menos claro el mercado, el necesitado en comprar, es decir, el que tiene que pedir prestado el dinero, pues le da igual porque no le van a prestar . Me huelo que el interesado en que se clarifique la situación es el que puede comprar o sea los que pueden especular, quieren que baje lo más posible para comprar y esperar a vender aunque pasen muchos años; comprar barato y esperar, que ya subirá.Esa es mi impresión.El rpoblema no está, a mi entender, en lo que valen ahora, sino en que se ha vendido a unos precios exagerados( Rato dijo que si se compraba es porque los españoles podían,se quedó a gusto, en vez de regular el mercado desde el principio) y se ha generado una deuda particular que será difícil que muchos la pagen, han engañado al usuario, al que quiere un techo para vivir.
marzo 31, 2010 a 11:05 PM
Zano
La información rigurosa y bien referenciada nos ayudaría a todos a saber qué hacer, o qué no hacer en el futuro. Y desde luego la mera información no resuelve los problemas, pero es el principio para tomas buenas decisiones. Ello no quita que en el pasado se haya construído una espiral en la que muchos se han entrampado para muchos años y otros, bastantes, se han enriquecido por encima de lo justificable y que además, por mucho que reclamen ahora, siguen teniendo un buen montoncito de billetes escondido en algún sitio. Pero lamentablemente eso es historia.
abril 7, 2010 a 11:47 AM
e-ramon
Se trata de un artículo imprescindible.
Es difícil entender como no tenemos dicho índice establecido de una forma mínimamente científica, dada la influencia que dicho sector tiene en nuestra economía. En la global, y en la particular, dado el alto porcentaje de vivienda en propiedad de España.
Siempre me he preguntado de donde viene la aportación del coste de la vivienda al IPC. Creo se trata de una de las mayores tomaduras de pelo que casi nadie de toma la molestia de denunciar.
Entiendo que uno de los principales problemas que tendríamos en la elboración de dicho índice es la circulación de dinero negro en este tipo de transacciones, que si bien es limitada en viviendas de nueva promoción, está muy generalizada en el mercado de segunda mano, y que se convierte en la base principal de información de dicho índice.
En todo caso las ventajas serían indudables para todo el que quiera conocer el verdadero alcance del coste de los últimos años dorados que todos hemos disfrutado.
Confío en que si no es el ministerio, alguna consejería se apunte este tanto.
agosto 9, 2010 a 10:36 AM
Txarlie
¿Ciudadanos más o menos anónimos podemos organizarnos para montar este índice aquí? Yo me presento voluntario.
agosto 9, 2010 a 9:42 PM
Zano
Txarlie: la verdad da para pensar… Pero para que el sistema sea fiable precisa de la bendición de una ley que acompañe el proyecto y de unas normas de funcionamiento a largo plazo que creo que no se pueden dejar por las buenas en manos de la iniciativa privada. Sí que creo que la iniciativa privada podría gobernar el índice, pero la normativa sobre el mismo requiere consenso público. Aunque la verdad, da para pensar… Salu2
agosto 10, 2010 a 9:02 AM
Txarlie
Sí, está claro que una ley sería lo mejor, pero con la tecnología de hoy en día, dejando todo el proceso abierto por transparencia y por compartir el trabajo…
Estaré al loro, por si algún día alguna administración abre al público los datos que tengan sobre vivienda, ahora que está de moda el Open Government
septiembre 15, 2010 a 7:29 PM
Erviti
Conviene recordar la historia. El Instituto nacional de Estadística tenía unas series desde los años 70. Se basaban en la información que el Banco de España recogía de las Sociedades de Tasación, así que contenían su propio margen de error, pero al menos se trataba de una serie histórica hecha con la misma metodología y por una institución prestigiosa.
Al crearse el Ministerior de la Vivienda, la ministra del ramo decidió hacer sus estadísticas propias, creó una dirección de estadística en su ridículo ministerio, y se puso a elaborar unas más que dudosas estadísticas basadas en los datos de los registros primero, y de una mezcla de estos y los tasadores facilitadas por ATASA más tarde.
Con todo esto lo que se consiguió fué cargarse la antigüedad de la serie, que en lo de las estadísticas como en el vino es lo que añade valor, para empezar a cocinar su propio mosto.
Hace un par de años se empezó a hablar de elaborar unas series estadísticas oficiales, nuevamente desde el INE, en base a las metodologías que se querían poner en vigor desde la CE.
En todo caso, la verdad es que el sector inmobiliario es una caja de sastre, e incluso si hablamos solo de residencial, hay enormes diferencias geográficas, en diferentes barrios en una misma ciudad, en diferentes niveles de precios, en distintos tipos de producto, en nueva y segunda mano… y además los datos siempre vienen contaminados por el dinero negro, la opacidad habitual en precio de venta y en superficies que se usan.
En fin, que es el mito de la cueva: vemos pasar sombras y tenemos que adivinar qué es lo que de verdad estará pasando en el mundo real.
enero 2, 2012 a 12:46 PM
cesvillas
Demasiadas variables para conseguir una estadística fiable?
Qué interesa, el precio de venta de salida de una vivienda, el que tiene a los 6 meses, con el que finalmente se vende?
El sector inmobiliario necesita mayor transparencia en los datos y que cuando se hagan públicos, se expliquen claramente y se dejen de titulares sensacionalistas.