Anoche cenó nuestro presidente en la Casa Blanca. La verdad es que siempre que escucho sobre estos encuentros gastronómicos multilaterales me pregunto cómo se entienden unos con otros, porque no veo apuntadores fugaces entre silla y silla traduciéndole a cada comensal cosas tan necesarias como “pass me another chop”, por “pásame otra chuleta” o, aquí entre gourmets, indicando qué hacer si el vecino te dice “pass me some more thyme-roasted rack of lamb with tomato, fennel and eggplant fondue Chanterelle jus”. Las deben haber pasado canutas los pobres para entenderse. (http://gourmetfood.about.com).

Al Sr. Zapatero le tocó sentarse entre la Sra. Merkel, primera ministra de Alemania y el Sr. Wouter Bos, ministro de finanzas de Holanda. La Sra. Merkel habla, además de su idioma, inglés y ruso fluidos, y el Sr. Bos no sé qué hablará aparte de holandés, pero habiendo trabajado diez años para la Shell antes de dedicarse a la política, en sitios como Rumania, Hong Kong o Corea, tengo la razonable sospecha de que habla inglés perfecto. Lo deduzco además porque también es mejor que regular el inglés que hablan los taxistas de Ámsterdam. Por ello confío en que, pese a todo, nuestro presidente y sus colegas se hayan entendido y hayan lucubrado soluciones a nuestros problemas entre chuleta y chuleta (entre chop and chop, ésta es fácil).

Ahora en serio, ya he dicho que no me gusta hablar de Política. Realmente mi alusión al idioma va más por la Economía. Porque tengo la certeza de que estamos en el umbral de una etapa en la que España, ahora ya sí, va a tener que volcarse al exterior. Sigo bastante a los holandeses, no ya porque mi empresa se llame Tulipp y nos dediquemos a la subasta holandesa de inmuebles, sino porque creo que es de admirar su forma de entender el negocio internacional, siempre vendiendo fuera, con el inglés como una parte esencial de su armamento comercial. Ello ha redundado, sin duda, en que Holanda tenga un PIB per capita un 30% más alto que el de España, y no sé qué pasará con esa brecha según nos vaya aquí con el inmobiliario.

Y a propósito de almuerzos, hace unos años asistí a uno del foro entonces llamado “Asociación para el Plan Estratégico Barcelona 2000”. Objetivo de la reunión: atraer inversiones extranjeras a Cataluña. Gente muy interesante, presidentes de Seat, Puig, Freixenet y así, con autorizada visión de los negocios. Y todo en catalán. A mi lado se sentaban dos personas del Irish Marketing Board que no se enteraron de nada. Cuando reclamaron su falta de entendimiento, se les respondió, por uno de los presidentes citados, que “Holanda era uno de los países que recibía más inversión extranjera y en Holanda se hablaba holandés”. A lo que naturalmente los irlandeses comentaron que si ese almuerzo, y más con ese fin, hubiera ocurrido en Holanda, la discusión habría sido en inglés. ¿Serán aquellos polvos los que están trayendo estos lodos? No parece que en el tema idiomático entiendan en Cataluña su propio dicho, de que “la pela es la pela”, que no sé cómo se dice en holandés.

Conclusiones:


En cuanto a la cena de la Casa Blanca, no me siento capaz de opinar sobre qué va a salir de ello, pero la verdad, si me dan a elegir, ¡que me manden para acá unas chuletas y firmo!

Y en cuanto al idioma inglés, que es a lo que voy, para entendernos con nuestros colegas del mundo mundial, y no digamos para influir, hay que hablar, no sólo hablar, dominar, la lingua franca del siglo XXI. Y para entendernos con nuestros clientes internacionales, lo mismo. Y parte de nuestros problemas con la exportación insuficiente, parece una tontería, vienen de ahí. Y en el inmobiliario, que es mi tema, también. Yo creo que no salimos suficiente a vender fuera, no ya porque no queremos o podemos, sino porque, en cuanto a idioma, no sabemos. Ya lo he dicho antes, get on with it, guys!